domingo, 30 de diciembre de 2007

Domingo de la Sagrada Família - 30-12-07

Queridos amigos y amigas, con un poco de retraso, pero ahí va mi último comentario de este año 2007.
Nos encontramos hoy con la fiesta de la familia de Natzaret. Resulta bastante lógico que si con ocasión de las fiestas navideñas el tema familia ha ocupado un lugar importante (comidas, reuniones en casa de uno y en casa de otro, etc) hoy la liturgia nos convide a pensar un poco más sobre esta realidad llamada familia (o comunidad; o proyecto de vida juntos). Una realidad que, como bien sabemos, ha sufrido múltiples cambios y variaciones, y de la cual, más allá de todo, cada uno habla de ella según le va, o le haya ido. No es ningún secreto que hay personas que están muy orgullosas de su familia, tanto de la que les trajo a este mundo, como, en su caso, de la que ellos han formado, o están formando. Os dirán que para ellos ha sido el ámbito privilegiado donde han podido establecer relaciones humanas gratificantes y muy propicias para el desarrollo personal, social y religioso. Os diran que para ellos, la familia, la comunidad, ha sido la gran escuela de amistad, de amor, de gratuidad, de trabajo a fondo perdido, de satisfacciones íntimas y profundas. No solamente la família, por supuesto; pero para muchos sobre todo la família...
Ahora bien, si ahondáis en por qué tantas personas os dirán esto, veréis que es porque en este proyecto de personas que viven juntas ha prevalecido y prevalece el amor. Y en este sentido, la segunda lectura de hoy es muy importante. Es un auténtico decálogo de virtudes de convivencia: entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, saberse perdonar, aguantarse unos a otros, y como vínculo de todo, dando sentido a todo, el amor.
Amigos y amigas, vivir en familia, vivir en comunidad es un proyecto de vida, y como todos los proyectos, necesita unas bases y unos instrumentos de trabajo y de elaboración. Seguid luchando y esforzándoos.

Y dejadme desearos también un espléndido comienzo de año 2008. A la vez, os recuerdo que tengáis muy presente la Jornada mundial de la paz. Este año: Família humana, comunidad de paz. A nivel de reflexión teórica sobre el tema, os recomiendo la que ha hecho el Papa Benedicto para esta Jornada.
Termino. Hoy el salmo nos repite aquella oración que tanto gustaba a Francisco de Asís, y con la que quiero despedirme de vosotros:
Que Dios os bendiga, que Dios os acompañe, que Dios os haga ver las cosas a la luz de su mirada, y que Dios os dé la paz.
Una abrazo
Manel Simó.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Cuarto domingo de Adviento 23-12-07

Queridos amigos y amigas, a los tres grandes personajes bíblicos que nos han ido acompañando estos días de Adviento (Isaías, Juan Bautista y María) se añade hoy la figura de José, hijo de Jacob, esposo de María...
El evangelio que se nos propone en este último domingo de Adviento es conocido con el nombre de la anunciación a José, porque el relato contiene todos los elementos de una anunciación. José, igual que María, recibe un ángel del Señor (sinónimo de un mensaje de Dios) que le comunica que no tenga reparo en recibir a María en su casa, porque el hijo que espera, y que ha concebido antes de vivir con él, no es fruto de relación sexual, sino obra de Dios, fruto del Espíritu.
El relato se entiende mucho mejor si tenemos en cuenta las costumbres matrimoniales judías, distintas de las nuestras. Entre los judíos hay dos celebraciones matrimoniales: los esponsales, o compromiso mediante el cual un chico y una chica se comprometen como marido y mujer, esposo y esposa; y la convivencia juntos, celebración que tiene lugar cuando el marido ya lleva a su casa a su mujer, para convivir juntos.
Lo que nos dice el evangelio es que José y María ya eran esposos, pero no vivían todavía juntos, y José se encuentra con que María espera un hijo. Si la hubiera denunciado, María hubiera sido dilapidada en la plaza pública por adúltera; pero la grandeza interior de José y su confianza en María se ponen de manifiesto cuando ante el misterio, prefiere retirarse, porque, dice el texto, era un hombre bueno y justo. En la Bíblia el bueno y el justo son los que están en plena comunión con Dios y se muestran siempre dispuestos a aceptar sus proyectos y a trabajarlos.
Por tanto, José hombre bueno y justo no significa aquí hombre débil de espíritu, ingenuo falto de sentido crítico, o cándido perdedor...
El Papa Juan XXIII, que vivía y practicaba una gran espiritualidad josefina, pasó a la historia como el Papa bueno, todo bondad, y no fue precisamente un Papa débil, ni un Papa perdedor y pùsilánime.
Además, cuando el mensajero le dice a José que ponga nombre al hijo que espera María, quiere decir que Dios le está reconociendo su auténtica paternidad, porque poner el nombre a una criatura era potestad del padre.
José de Nazaret necesita hoy muchos imitadores, como modelo de hombre bueno y justo en un mundo lleno de ruidos y palabras vacías, de murmuraciones y de críticas sin sentido, de intolerancias y de condenas... José es el prototipo de la prudencia y del respeto a las personas, y de la total confianza e Dios.

Amigos y amigas, con este comentario nos situamos ya a las puertas de Navidad. Yo os invito a entrar en el misterio de un Dios hecho carne y snagre nuestra, para dignificar toda la humanidad. Que estos días aireen vuestro espíritu con un aire nuevo. Que os sintáis alegres y gozosos por haber conseguido que algo nuevo y diferente nazca en vosotros.
Feliz Navidad!
Manel

sábado, 15 de diciembre de 2007

Tercer domingo de Adviento

Queridos amigos y amigas, el Adviento avanza. Se acerca Navidad. ¿Nos vamos predisponiendo interiormente?
Veamos el evangelio de hoy.
Juan Bautista creía firmemente que el Mesías vendría a devolver al pueblo de Israel la libertad, la dignidad y la justicia. Y por eso, a los dirigentes religiosos y a los dirigentes políticos (fariseos y saduceos) y también al reyezuelo Herodes, que eran los responsables directos de la injusticia en que vivía el pueblo, les anunciaba que su castigo sería inminente; y, a la vez, al pueblo le decía que estuviera preparado, porque el juicio estaba cerca (Recordad las expresiones leídas el domingo pasado: el hacha ya está a la raíz de los árboles, la pala está dispuesta para aventar la paja...)
Pero resulta que un día Herodes manda detener a Juan Bautista y le mete en la cárcel, y allí le surgen dudas al profeta: –¿qué está pasando? ¿cuándo será el juicio de Dios? ¿cuándo serán castigados los auténticos culpables? ¿cómo es que Dios calla? ¿es que Jesús de Nazaret no es el Mesías?
La situación era muy normal, y seguramente nos habrá pasado a nosotros más de una vez. Esta misma semana alguien me decía: –¿tiene sentido nuestra lucha? ¿nos lleva a alguna parte este ir siempre contra corriente? ¿dónde están los resultados?
Por eso, Juan Bautista decide enviar unos discípulos suyos que pregunten directamente a Jesús si El es el Mesías. El discernimiento pide siempre diálogo, búsqueda y reflexión sobre la realidad. Y Jesús no responde ni con afirmaciones ni con negaciones teóricas, sino con hechos. El discernimiento se clarifica en la acción: dime como actues y te diré como piensas y quien eres... Id a decir a Juan lo que véis y lo que habéis oído decir: que los ciegos ven, los sordos oyen, los muertos resucitan, los desvalidos oyen el anuncio de la buena Noticia, y feliz aquel que no quede decepcionado de mi...
Juan Bautista pensaba que la prioridad del Mesías era juzgar a la humanidad, y sin embargo el Mesías venía a dar a la humanidad la posibilidad de crecer y liberrarse por sí misma. El gran instrumento de Dios no es el castigo, sino el amor. Un amor que no defrauda.
Qué buena felicitación de Navidad sería ésta: Que la Navidad no nos defraude...
Amigos y amigas, hasta la próxima semana
Manel

viernes, 7 de diciembre de 2007

Inmaculada y Segundo de Adviento 8 y 9 diciembre

Queridos amigos y amigas, hoy dos en uno...
en la página impresa he titulado la primera homilía María llena de gracia, anima nuestra fe. Y, en efecto, cada año, cuando nos encontramos preparando la Navidad, se nos presenta esta fiesta de aquella que fue la primera en preparar la venida de Cristo a la humanidad.
María entró en la historia a partir de una promesa, cuyo cumplimiento esperó con fe y con una disponibilidad absoluta: tendrás un hijo y le pondrás el nombre de Jesús.
María anima nuestra fe en este tiempo de Adviento, porque toda ella fue Adviento: creyó y esperó: feliz tú que has creido, le dirá su prima Isabel.
La fiesta que hoy celebramos exalta un privilegio de Maria: la que tenía que ser madre del Cristo fue preservada, ya en su concepción, de toda culpa de pecado. El clásico argumento teológico que llevó al pueblo cristiano a venerar este privilegio es muy sencillo: Dios lo quiso hacer, lo podía hacer, lo hizo...
Pero como no hay ningun texto del evangelio que avale este misterio de la inmaculada, la liturgia vuelve a leer hoy el pasaje de la Anunciación. Y hay un punto que llama la atención, Mientras que la anunciación a Zacarías e Isabel sobre el hijo que tendrán se realiza en el templo, la anunciación a María se realiza en su casa. Y María dialoga con el mensajero, analiza la propuesta, pregunta, escucha, quiere entender bien el proyecto de Dios, y solamente despuès de todo esto, se pone a plena disposición. Imitémosla. También a nosotros Dios nos envía muchos mensajes, y no necesariamente en el templo, sino en la vida cotidiana. Y también nosotros tendremos que analizar, preguntar y escuchar. Y entender qué quiere Dios de nosotros, y ponernos a total disposición. Pues ya tenemos faena...

Y vayamos, amigos y amigas con el segundo domingo del Adviento.
Hoy sobresale la figura de Juan Bautista, con su mensaje: preparemos los caminos del Señor para que pueda acceder.
Juan Bautista es descrito a la manera de Elías, porque en creencia común en el judaísmo que Elías volvería a la tierra para preceder al Mesías... (antes del día del Señor)
Juan Bautista habla de caminos y dice el texto que salían a su encuentro judíos venidos de toda Judea y de toda la región del Jordán. Despertaba expectación.
Pero no todo eran éxitos. Tuvo que desvelar y denunciar aquellos que caían en la trampa de la aparariencia. No es lo mismo ser que aparecer. Los fariseos pensaban que ellos eran el modelo religioso del pueblo; y los saduceos eran los dominantes y los que manejaban la economía, la política y la religión del pueblo. Por eso Juan Bautista denuncia sus apariencias y autosuficiencias. Que dejen de invocar el ser hijos e hijas de Abraham. Que Dios de las piedras puede incluso sacar hijos e hijas de Abraham. Que lo que cuenta son los hechos y los frutos. Aunque tampoco se trata de una cuestión de eficacia, sino de saber corresponder generosamente a las oportunidades que Dios nos da.

Amigos y amigas, hasta la próxima semana.
Manel

sábado, 1 de diciembre de 2007

Primer domingo de Adviento 2 diciembre 2007

Queridos y queridas, El Señor vino, el Señor vendrá, y el Señor, viene. Adviento no es una preparación piadosa para la celebración del recuerdo de la primera venida, sino que es tiempo para preparar la venida final y gloriosa, y, sobre todo, tiempo de estar muy atentos a las venidas cotidianas de Dios a nuestras vidas y a la humanidad.
La lecturas que nos presenta este primer domingo nos transmiten tres mensajes muy claros:
Isaías deses que Dios nos enseñe sus caminos (que muchas veces, como dirá en otro mlugar, no coinciden con nuestros caminos) y que podamos seguir sus rutas. Pablo nos pide que seamos conscientes del momento que vivimos (el kairós), y que es hora de desvelarse y comportarse dignamente, y el evangelio nos dice que estamoe atentos porque no sabemos cuándo vendrá.
Si juntamos las tres llamadas nos sale que si somos conscientes del momento en que estamos, nos desvelaremos y nos comportaremos dignamente. Es el famoso método de Ver, Juzgar y Actuar.
Pongamos un poco el acento en lo que ser realistas y conscientes de nuestro momento
Ser conscientes de nuestra situación personal, nuestra situación familiar y nuestra situación comunitaria.
Ser conscientes del mundo que nos rodea: un mundo plural, autónomo, muchas veces injusto con las personas, lleno de desigualdades, no sobrado de sentido ético, vacío de trasncendencia...
Y ser conscientes de que necesitamos comprometernos e implicarnos para que otro mundo sea posible, otra Iglesia sea factible...
Hora de despertarse de los análisis demasiadosuperficiales y tópicos.
Hora de despertarse de las perezas y las excusas, del suño y del cansancio
Hora de utopía, que es el proyecto de Dios.

Amigos, amigas, vivamos intensamente este tiempo de Adviento.
Un saludo y hasta el próximo domingo.
Manel

sábado, 24 de noviembre de 2007

Cristo, un Reino i un Rey muy diferentes - 25-X-07

Queridos amigos y amigas, el último comentario recibido en este blog (ya me gusta que de vez en cuando alguien diga algo) miraba ya a la fiesta de hoy porque decía: los republicanos, ¿cómo podemos traducir lo del Reino y lo de Cristo Rey? No sé dónde leí que lo podemos entender como otro mundo es posible, ¿qué tal? De cualquier manera, no creo que haya muchos cristianos que al hablar del Reino de Dios lo confundan con los reinos de este mundo ¿no?
Bueno, la verdad es que el mismo comunicante se planteaba la duda y apuntaba la solución, porque, como es obvio, los conceptos de Reino y de Rey aplicados a Cristo son puramente bíblicos y no tienen nada que ver con los reinos y los reyes de este mundo.
Otra cosa es que algunos han querido confundir las cosas (y aún ho hay algunos que pretenden confundirlas). De hecho, esta fiesta fue establecida el año 1925 cuando el Vaticano propugnaba la religión católica como la religión oficial del estado y pedía, por tanto, una situación de privilegio para la Iglesia. Pero esto seha acabado y el evangelio no va por este camino.
Las esperanzas mesiánicas del pueblo judío en tiempo de Jesús pasaban por la aparición de un nuevo rey al estilo de David, o un militar fuerte que derrotase el imperio romano. Esperaban, por lo tanto, un Mesís triunfante y poderoso. Y sin embargo, el evangelio muestra que Cristo reina no desde un trono, sino desde la cruz, desde la cruz de los rebeldes. Su rebelión consistió en no sustituir un dominio por otro, sino en hacer crecer alas personas para que cada una asumiera responsablemente su libertad. Jesús no se proclamó rey, sino que se puso al servicio de un reino llamado Reino de Dios, que hoy podríamos denominar Proyecto o Utopía de Dios. Un Reino que es de este mundo, pero que se ha de construir en este mundo, y que, como dice el Prefacio de la Misa de hoy, es un reino de vida y de verdad, de justicia y de paz, de amoar y de gracia..
Cristo, pues, es el mensajero de un Reino, de un Proyecto, de una Utopía, que no tiene nada que ver com los poderes políticos y temporales. El no es Rey para que los suyos obtengan privilegios, sino para que sean libres interior y esteriormente. Es un Rey que libera, no un Rey que domina. Lo vemos muy claramente en el evangelio de hoy: Jesús desde la cruz, libera uno de los dos malhechores que estan a su lado: hoy estarás conmigo en el paraíso. Cristo es Rey: su cetro es una cruz, su corona, unas espinas y sus súbditos más queridos, los más débiles, los más pobres.
Por otra parte, cuantas veces hemos tenido la tentación de reproducir en la Iglesia el esquema de los reyes y reinados de este mundo, y no el esquema del Proyecto de Dios. Porque en el Reino de Dios, las relaciones de poder no han de ser autoritarias, sino fraternales, y lo que cuenta no es el dominio y el poder sino el servicio: Quien quiera ser el primero, que sea vuestro servidor.
Amigas y amigos, acabamos un año litúrgico y nos disponemos a empezar de nuevo. El próximo domingo empezaremos a preparar y vivir el gran misterio de la Encarnacíón. Dios os ayude.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Domingo 33 de durante el año - 18 de octubre 2007

Queridos amigos y amigas, el evangelio de hoy viene condicionado por el hecho de ser prácticamente el último domingo del año litúrgico, ya que solamente nos queda la fiesta de Cristo Rey.
Y nos encontramos hoy con una pasaje un poco complicado.
Por una parte, casi es lógico que tratándose del último domingo, el tema que aborde sea el del final que esperamos, ese final incierto, que a veces se nos muestra con tonos dramáticos y apocalípticos, aunque, por eso precisamente, acabe con una promesa clara y esperanzadora en boca de Jesús: sufriendo con constancia ganaremos para siempre nuestras vidas.
Jesús al afirmar que el templo, que tanto admiraban sus contemporáneos, sería destruido, indica que el templo había perdido su valor, y ya no era el signo de la alianza de Dios con su pueblo; pero, a la vez, dejaba claro que el final del templo no era el final de la historia, sino que ahora surgía algo nuevo, una nueva alianza. Con Cristo comenzaba una nova historia individual y colectiva.
Y esta nueva alianza entre Dios y la humanidad se hacía efectiva mediante la implantación del Reino, que es reino de amor, de libertad y de gracia, de justicia y de paz. Pero esta implantación del Reino será lenta y progresiva, no exenta de dificultades y de graves acontecimientos que afectaran, incluso, y muy concretamente, a la vida de todos aquellos y aquellas, hombres y mujeres, pueblo de Dios, que luchen de verdad para hacerlo posible.
De hecho, si observamos lo que está pasando hoy a nuestro alrededor vemos que es así. La nueva alianza es una alianza que nos implica y nos compromete. La gran conflictividad político religiosa que hoy está presente, nos exige estar alerta para saber cómo hemos de actuar; el desconocimiento de la fecha de la venida concreta de Cristo, nos hace vivir en una expectativa esperanzada; y el día a día, el presente cotidiano, nos pide una vigilancia permanente. Y es así cómo, de manera incierta, pero siempre llena de esperanza, se construye el Reino, la nueva alianza entre Dios y la humanidad, sellada por Cristo.
En la espera paciente del día del Señor, del último día de este mundo, los cristianos y cristianas tenemos que superar sobre todo dos tentaciones: un abandono pasivo a la sola acción de Dios (como si todo dependiese de El), y un activismo nervioso e impaciente, muy rápidamente afectado y desanimado por el fracaso (como si todo dependiese de nosotros).
Amigos y amigas, buena semana, y hasta la próxima.

sábado, 10 de noviembre de 2007

Domingo treinta y dos de durante el año 10-10-08

Queridos amigos y amigas, comencemos por enmarcar debidamente el evangelio que se nos propone hoy.
Los dos grupos religiosos más importantes en el tiempo de Jesús eran los saduceos y los fariseos. enemigos irreconciliables entre sí, aunque con frecuencia se ponían de acuerdo para objetar contra Jesús.
Los saduceos, dentro del judaísmo, eren los más conservadores y, como sucede hoy también con frecuencia, eran los miembros de la clase social más rica y poderosa. Religiosamente sólo admitían como libros revelados por Dios los revelados a Moisés, o sea los cinco primeros de la Bíblia, el Pentateuco. Solamente creían en la vida presente, una vida en la cual ellos eran los privilegiados, situación que demostraba, siempre según ellos, que ellos eran los preferidos de Dios.
Los fariseos, por el contrario, eran fanáticos de la letra de la ley y del cumplimiento externo, y creeían firmemente en la resurección, como una continuación para siempre de la vida de aquí.
Por otra parte, para entender la trampa burlesca con que pretenden desprestigiar a Jesús, hay que tener en cuenta la llamada ley del levirato (de levir, en latín, cuñado), según la cual, cuando una mujer quedaba viuda sin hijos, si su esposo tenía´algún hermano éste había de casarse con la viuda, para perpetuar el apellido paterno de su esposo difunto.
Un grupo de saduceos, pues, va con una exageración de esta ley a Jesús y le hacen una pregunta absurda. Jesús, entonces, deja claro que la fe en la resurrección se identifica con la fe en el Dios vivo y viviente que no abandona a la muerte a aquellos con los que ha hecho alianza.
Este evangelio, por lo tanto, nos ofrece una buena ocasión para reafirmar nuestra fe en la resurrección, pero partiendo siempre del hecho de que la resurrección es un misterio y, como ta, está por encima de nuestro alcance inteligente.
Todos los seres humanos nos hacemos las grandes preguntas: ¿hay otra vida? ¿podemos pensar que cuando morimos no morimos del todo? ¿volveremos a ver a aquellos que hemos amado y conocido en este mundo? El cristianismo, frente a todo esto, da una respuesta: todos esperamos un final, pero hasta cuando no llegue no sabemos ni cuándo ni cómo será;pero confiamos totalmente en el Cristo resucitado que nos hará partícipes de su resurrección. Y no hay nada más que decir.
Amigos y amigas, hasta la semana pròxima.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Domingo treinta y uno durante el año 4-XI-2007

Queridos amigos y amigas, gracias en mi primer lugar por algunas respuestas que voy recibiendo de personas a las que gustan estos comentarios y les son útiles. De eso se trata. Ya sabéis que podéis escribir desde aquí mismo, o a mi correo electrónico
manelsimo@telefonica. net.

Y vamos con el evangelio de hoy.
Pronto comenzará el Adviento y oiremos a Juan Bautista llamándonos a la conversión, como el mismo Jesús empezó también su vida pública con el eslógan de convertios, que el Reino de Dios está cerca.
La conversión , en la vida de un cristiano o cristiana, no es solaente un hecho esporádico o espectacular, sino que es, además, un proceso permanente y cotidiano.
Pues bien, el evangelio de hoy, exclusivo de Lucas, se inscribe en esta línea de la necesidad permanente de purificación y conversión.
En este viaje de Jesús hacia Jerusalen, que es el núcleo del relato de Lucas, nos encontramos con la conversión de Zaqueo, un jefe de cobradores de impuestos y rico...
Lucas, como ya hemos subrayado otras veces, es el evangelista de la misericordia de Dios y el texto de hoy es una muestra más.
Dios ha venido a buscar lo que parecía perdido, y lo hace respetando el ritmo de las personas. Dios ama aquello que ha creado y quiere compartir la miseria humana, fruto de la libertad. La conversión a una vida ética, como la caída en el mal, se realiza siempre desde la libertad.
Zaqueo era considerado delante de los suyos como un pecador, alejado, por lo tanto, de Dios. Pero el Dios de los judíos no era el Dios que mostraba Jesús, el Dios que sale al encuentro y pide ser acogido en casa. Se acerca a la persona para compartir mesa. Y con este gesto la seduce.
Por otra parte, Zaqueo responde perfectamente a la catequesis que le ha propuesto la
conversión. Ha entendido muy bien, y no se pregunta por lo que le falta para entrar en el Reino, sino por lo que le sobra: son los bienes materiales los que estan ahogando su espíritu. Y de esta manera recobra su dignidad y la felicidad de su vida. Jesús entonces afirma: hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre tambien es hijo de Abraham...

Amigos y amigas, hasta la próxima.

viernes, 26 de octubre de 2007

Domingo 30 durante el año - 28 octubre 2007

Queridos amigos y amigas, el evangelio de hoy nos presenta una parábola con una clara intencionalidad didáctica y pedagógica: en el terreno de la fe y de la relación con Dios, nadie puede sentirse seguro, y menos compararse con los demás para menospreciarlos. Cada uno ha de rezar y dirigirse a Dios desde el reconocimiento de saber bien quién es y cómo actúa en él, en ella, la gratuidad de Dios.
Un primer punto que llama la atención en esta parábola es que, a pesar de que la mayoría de las parábolas de Jesús tienen como marco de fondo un ámbito rural, ésta se sitúa en un ámbito urbano, concretamente en la ciudad de Jerusalen, en el recinto del templo, lugar al que acudía la gente a purificarse de sus pecados.
Y un segundo punto que es necesario subrayar es que los dos protagonistas del relato son un fariseo y un publicano que eran dos personajes que en aquel tiempo eran enemigos e irreconciliables.
Los fariseos se consideraban los puros y perfectos ante Dios, sobre todo porque decían cumplir la letra de la ley. En concreto, entre otras prescripciones, se jactaban, como expresa la parábola, de ayunar dos veces por semana y pagar los diezmos de todo lo que poseían.
Los publicanos, por su parte, como es bien sabido, eran los recaudadores de impuestos del imperio romano y, como tales, eran tildados de antipatriotes, a la vez que muchos de ellos se aprovechaban también de los más débiles (huérfanos y viudas, entre otros) ya que si dejaban de cobrar algún impuesto, perdían la comisión y tenían que pagarlo de su bolsillo. El fariseos, por lo tanto, los tildaban de ladrones, injustos y pecadores...
Así las cosas, la parábola nos presenta cómo rezan ante Dios estos dos personajes, mostrando, como es natural, que la oración siempre revela lo que hay dentro de las personas que rezan.
El gran error del fariseo es compararse con el publicano y sentirse superior a él delante de Dios y de los hombres; y el gran acierto del publicano es reconocer sus errores y pedir misericordia.
La parábola subvierte el orden religioso judío: el que creía que se hallaba dentro, está fuera; y quien se sentía excluído, está muy adentro.
¿No pasa también esto a veces entre nosotros?
Amigos y amigas, buena semana, y hasta la próxima. Felicidades por todos los santos y un recuerdo muy especial para todos los seres queridos que gozan ya de la eternidad.
Manel

sábado, 20 de octubre de 2007

Domingo 29 de durante el año - 20 octubre 2007

Queridos amigos y amigas, en este tercer domingo de octubre, como ya es costumbre, la Iglesia nos lanza una consigna para ayudar a la iglesia misionera que trabaja en los países más pobres para llevarles el mensaje del evangelio. Y este año, el eslogan del DOMUND nos dcie , y nosotros no preguntamos, como Pablo, ¿y cómo creerán si nadie les lleva la fe? Porque a nadie se les escapa que los tres grandes instrumentos de transmisión de la fe que eran entre nosotros la família, la escuela y las Parroquias se encuentran hoy en una grave y profunda crisis.
Pero nosotros hemos tenido muchas oportunidades, y es de justícia que otros las tengan, sobre todo los más débiles y pobres, que seguro que las aprovecharán mejor que nosotros.
Semos, pues,m generosos en nuestra oración y en nuestra aportación económica, mostrándonos como la auténtica retaguardia de los misioneros y misioneras de vanguardia.
Por lo demás, el evangelio de hoy, con la parábola de la viuda inoportuna, nos muestra la necesidad de razra a Dios con constancia y perseverancia para que mueva el corazón de las personas.
LLegar a implantar en este mundo plenamente el Reino de Dios es nuestra gran utopía, y no podemos dejar de trabajar para que sea posible, aunquemuchas veces nuestras tareas y nuestros esfuerzos no tengan un final feliz como el de la parábola.
Ciertamente no tenemos a veces una idea adecuada de Dios, porque pensamos demasiado en el Dios omnipotente y todopoderoso, como si tuviera que ser un Dios justiciero y vengador de los pobres, mientras que el Dios de Jesús es el Dios que respeta al máximo la libertad de las personas y se pone en camino junto a nosotros, sin dejarnos nunca de la mano.
Rezar no es repetir sin más fórmulas y palabras.
Rezar es una actitud de confianza en Dios, en un Dios que a veces no entendemos, pero que sabemos que nos ama y no nos defraudará.
Rezar es acudir a Dios cuando nuestra fuerzas ya no pueden más y acudir a El para que nos dé más fuerzas.
Rezar es tener la fe y la confianza suficientes como para pensar que los derechos de los débiles son los derechos de Dios.
Amigas y amigos, buen domingo, y hasta el próximo.
Manel

sábado, 13 de octubre de 2007

Domingo 28 durante el año - 14 de octubre 2007

Queridos amigos y amigas, ¿cómo va el frío? Esperemos que no traspase vuestro vestido y se meta en vuestro interior.... que el signo bíblico de Dios es el fuego y no la nieve...
Vamos con el evangelio de esta semana. Podríamos titularlo con una frase: El agradecimiento es la memoria del corazón.
Diez leprosos recurren a Jesús, pensando que les puede aportar un remedio para su enfermedad. Y Jesús, poniendo a prueba su fe, los remite a los sacerdotes del templo, como si ya estuviesen curados. La obediencia a la palabra de Jesús logra el milagro. Pero el único que vuelve a Jesús para darle gracias es un extranjero, un samaritano. Su fe le ha salvado.
Hasta aquí la síntesis del relato.
Pero vayamos por partes.
Como es bien sabido, entre los samaritanos y los judíos existía una antigua enemistad y una fuerte rivalidad, que venían de lejos. Por una parte, lo samaritanos habían mezclado su sangre con la población asiria, dando lugar a una raza mixta; y, por otra, los judíos acusaban a los samaritanos de haber profanado el templo de Jerusalén y de haber construido su propio templo en el monte Garizin. Por lo tanto, la palabra samaritano, en boca de un judío, era, en tiempos de Jesús, una injuria. De hecho, al mismo Jesús, según refiere el evangelio de san Juan pretendieron insultarlo diciendo: (Juan 8, 48)
La denominada lepra, por su parte, era, en tiempos de Jesús, sinónimo de una enfermedad contagiosa, y por eso los leprosos tenían que vivir fuera de las poblaciones, y su curación había de ser certificada por los sacerdotes, para poder volver a la vida pública.
Jesús, diciéndoles que fuesen a los sacerdotes da a entender que en el camino encontrarían la curación, si confiaban en El, como así fue. Pero solamente un samaritano vuelve a dar gracias. Es el único que piensa de verdad que la fe y la confianza en Jesús le han llevado a la salvación. Los otros nueve, que eran judíos, muestran con su conducta que se han olvidado de Jesús e incluso, humanamente, demuestran que son unos mal educados. Paradójicamente, quien era tildado de heterodoxo y era marginado y menospreciado, es el único que actúa debidamente.
El agradecimiento nace siempre de la conciencia profunda de todo aquello que nosotros hemos recibido gratuitamente. Qúe hemos recibido, cómo lo hemos recibido, y por qué lo hemos recibido nosotros y muchos otros no. El agradecimiento tanto hacia los demás, como hacia Dios, es siempre un ejercicio permanente de memoria. De memoria del corazón.
Amigos y amigas, seamos agradecidos, que de bien nacidos es ser agradecidos.
Hasta la próxima semana.
Manel.

Domingo 28 durante el año - 14 de octubre 2007

viernes, 5 de octubre de 2007

Domingo 27 durante el año - 7 de octubre 2007

Queridos amigos y amigas, saludos, una vez más, desde esta comunidad de Viladecans, y muchas felicidades a las Pilars y a quienes tengan o han tenido recientemente motivos de alegría y de fiesta. Solidarios en los gozos y solidarios en las tristezas.
Y vamos con el comentario de este domingo.
La petición que hacen los apóstoles a Jesús - Señor, dános más fe- tendría que constituir también nuestra oración cotidiana.
El texto del evangelio de hoy es un pequeño fragmento de Lucas, donde se recogen dos temas que en principio no parecen tener demasiada conexión: el poder de la fe, y la parábola de los siervos.
La fe, se ha dicho siempre, mueve montañas, y Lucas afirma, en el mismo sentido, que la fe tiene una gran fuerza, aunque sea una fe tan pequeña como un grano de mostaza (que a pesar de ser una semilla muy pequeña, da lugar a un gran árbol); y afirma también que por débil que sea la fe, puede conseguir cosas que parecen humanamente imposibles.
Para entender mejor estas comparaciones que utiliza Lucas, hay que tener en cuenta que en Israel tanto la mostaza como la higuera eran símbolos de fecundidad y que, por elo tanto, lo que se nos quiere indicar verdaderamente es que la fe siempre es muy fecunda, es decir, produce y ha de producir obras.
Fe es creer que el único que merece nuestra confianza incondicional es Dios. Fe es atender a su Palabra, que es portadora de vida. Fe es creer en la persona de Dios, cuyo amor nos rodea constantemente. Fe es confiarnos al Espíritu.
Por otra parte, la pequeña parábola de la segunda parte del texto se refiere a cuál ha de ser nuestra actitud hacia Dios.
Partiendo de que la fe es un don gratuito de Dios, está claro que delante de El solamente nos podemos considerar siervos suyos y que, por lo tanto, no ha de estar Dios agradecido por lo que hacemos, sino que somos nosotros los que estamos agradecidos por aquello que El nos da cada día.
Y me gustaría terminar mi comentario de hoy con una conocida oración, que va en la línia de la petición de los apóstoles a Jesús:
Creo, Señor, pero ayuda mi poca fe.
Creo en Ti, elPadre, con quien puedo contar siempre
Creo en Jesús, camino estrecho, verdad segura, vida verdadera
Creo en el Espíritu, que me libera de la tierra
Creo en la Iglesia que dice sí a Jesús y camina, desde sus pecados, construyendo el Reino
Creo en la bondad y en la limpieza de corazón,
creo en la exigencia y en la pobreza
creo que el perdón es mejor que la justicia,
creo que es mejor dar que recibir
creo que servirte es servir a los seres humanos,
creo quemi vida tiene un valor y un sentido,
creo que me quieres y me ayudas,
creo en Ti, Señor, pero ayuda mi poca fe.

Un cordial abrazo para todos, Manel

domingo, 30 de septiembre de 2007

Domingo XXVI - 30 de septiembre 2007

Queridos amigos y amigas,
la gran esperanza de los creyentes es que la justicia de Dios no es como la justicia de los hombres. Porque la justicia de Dios es el punto de referencia del uso de la libertad humana. Dios tiene un proyecto sobre el mundo y sobre cada uno de nosotros. Y si nuestras opciones son contrarias a este proyecto, y no rectificamos a tiempo, la coherencia de Dios no nos podrá librar del camino de perdición que hemos escogido; mientras que, por el contrario, si nuestras opciones son fieles al plan de Dios, la coherencia de Dios nos acogerá con alegría y nos salvaremos.
Todo esto es lo que nos pone de relieve la parábola que nos presenta el evangelio de hoy.
La escena nos muestra un hombre rico (al que la tradición ha llamado Epulón, que, en realidad, significa simplemente banqueteador, ya que dice que celebraba esplendidas fiestas); y, a la vez, Lázaro, el prototipo del pobre bíblico. El rico vivía muy bien e ignoraba al indigente que se hallaba en el portal de su casa y al que ni siquiera le dejaban entrar en la sala del banquete para alimentarse de las sobras de la mesa.
Mueren los dos, explica la parábola, y la indigencia es cambiada en riqueza, y el lujo, en miseria. Así es la justícia de Dios.
Pero mucho cuidado con terminar aquí la parábola, como a veces se ha hecho. Si la terminamos aquí, pudiera parecer que se trata de una invitación al pobre a aceptar su situación en esta vida, a resignarse y cargar con su cruz, a no rebelarse contra la injusticia humana, y tranquilos que Dios ya lo arreglará en la vida eterna...
No.
La parábola continua y va dirigida a los cinco hermanos del hombre rico que viven, en este mundo, de espaldas a los pobres, y no hacen caso del proyecto de Dios, que es la justícia. No hacen caso de Amós (el profeta), ni hacen caso ni siquiera después de que un muerto ha resucitado (Cristo). Y es que el dinero deshumaniza tremendamente a las personas.
Cuando el Papa Juan Pablo II acudió a la ONU utilizó esta parábola, diciendo: es urgente traducir esta parábola del evangelio en términos de derechos humanos, y reaccionar...
Y es que en un mundo donde mil millones de personas viven por debajo del nivel de absoluta pobreza (que no disponen ni siquiera de un dólar diario para subsistir), no podemos decir que estamos actuando de acuerdo con el proyecto de Dios. Por eso, no podemos quedarnos insensibles.
Amigos y amigas, hasta la próxima semana. Manel

sábado, 22 de septiembre de 2007

Domingo 25 de durante el año - 23-9-2007

Queridos amigos y amigas, de regreso ya de nuevo a la Parroquia, nos disponemos a empezar un nuevo curso, que deseo sea provechoso para todos.
Y vamos con el comentario semanal de la liturgia del domingo.
La parábola que nos presenta hoy el evangelio -un caso de malversación de bienes- podría figurar entre las noticias de cualquier periódico. Pero, por eso mismo, hay que entenderla bien. Porque si Jesús llegará a alabar la conducta del administrador, no será por la integridad del personaje, sino por su habilidad en procurarse un futuro. Y ésta es la enseñanza que nos quiere transmitir la parábola: cómo hemos de actuar con nuestros bienes para saber ganarnos nuestro futuro, que no es otro que la salvación, la felicidad eterna.
En tiempo de Jesús, los administradores no percibían ningún sueldo por su gestión, sino que vivían de las comisiones; unas comisiones que habitualmente eran abusivas para los acreedores. Y así, la parábola presenta un administrador que a causa de un fraude a su amo, teme quedarse sin trabajo. ¿Qué hace, entonces? Intentar ganarse amigos de cara al futuro. ¿Cómo? Llamando a los acreedores y renunciando a sus comisiones. El que debía cien bidones de aceite, debía en realidad cincuenta, y los otros cincuenta eran de la comisión del administrador; el que debía cien sacos de trigo, debía en realidad ochenta, y los otros veinte eran de la comisión del administrador. De esta manera, l'administrador, renunciando a sus comisiones, se gana a dos personas, dos posibles amigos que le podrán dar trabajo.
Jesús dice: este administrador de riqueza engañosa ha sido prudente...y es que en el trato con la gente de este estilo, los hombres del mundo son más prudentes que los hijos de la luz...
Nosotros somos administradores de todos los bienes recibidos de Dios, y es con estos bienes con los que nos hemos de ganar a quien nos reciba eternamente en su casa...Entre estos bienes hay el dinero, y observamos, por desgracia,que éste es causa de perdición para mucha gente. Por eso la parábola acaba con una frase lapidaria: no podéis servir a Dios y al dinero. Y es que el amor al dinero se convierte, de hecho, en una idolatría.
El afán de dinero es la frontera que divide el mundo en dos bandos: los ricos y los pobres, los opresores y los oprimidos. El ansia de dinero es el enemigo de cualquier convivencia humana fraterna y justa. Esto es algo que ha pasado toda la vida, y ya el profeta Amós, en la primera lectura de hoy lo denuncia: para tener un esclavo, compran con dinero a la gente necesitada; y con un par de sandalias compran a un pobre...Pero el Señor jura por la gloria de Jacob que no olvidará todo esto que hacen...
Inmersos como estamos en un sistema económico neoliberal, es preciso que nos preguntemos seriamente cómo podremos seguir siendo cristianos en este ambiente. No hipotequemos la felicitad eterna al mal uso de nuestros bienes materiales.

Amigos y amigas, hasta la próxima semana. Manel

domingo, 9 de septiembre de 2007

Domingo 24 durante el año - 16 de septiembre 2007

Queridos amigos y amigas, avanzo el comentario del pròximo domingo, ya que estaré fuera.
El texto completo nos ofrece tres parábolas, conocidas con el nombre de parábolas de la misericordia, muy propias de Lucas: la oveja perdida, la mujer que pierde una moneda y la famosa parábola del Padre acogedor o del hijo pródigo.
En un momento determinado, Jesús es acusado de acoger a los pecadores. Pecador, en tiempo de Jesús, era sinónimo de persona menospreciada, marginada de hecho y de derecho por su mala conducta. Y Jesús viene a darnos una lección que muestra la conducta de Dios con los pecadores: odiar el pecado, pero acoger a la persona que obra el mal. Dios va en busca de la oveja descarriada, se pone a barrer hasta encontrar la moneda perdida y sube al terrado para ver si vuelve el hijo perdido.
Este evangelio, como casi todos, tiene una aplicación personal y una dimensión comunitaria. Personalmente nos hace confiar plenamente en un Padre Dios que en contraposiciòn con el hermano del hijo pródigo, ama a las personas. Y comunitariamente nos ha de hacer pensar en la manera de organizar nuestro estilo pastoral. Porque nosotros, muchas veces, contrariamente a lo que nos enseñan las parábolas de hoy, nos dedicamos a mantener lo poco que tenemos y no vamos a buscar lo que hemos perdido. Resulta muy duro ir a buscar la oveja perdida (y eso que nosotros, al revés de la parábola, tenemos una en casa y hemos perdido noventa y nueve...), como resulta también fatigoso barrer la casa para encontrar una moneda. Ya tenemos bastantes... De alguna manera actuamos como el hermano mayor: él ya estaba bien con la ausencia de su hermano, no le disputaba nadie ninguna parcela. Pero no entendía que una familia nunca está completa mientras falta alguien. En nuestras comunidades faltan muchas personas, y no podemos quedarnos tan tranquilos.
Amigos y amigas, hasta la próxima semana.
Manel

sábado, 8 de septiembre de 2007

Domingo XXIII durante el año

Queridos amigos y amigas, el evangelio no engaña a nadie, y el texto de hoy es una buena muestra. Seguir a Jesús no es fácil. Seguir a Jesús exige darlo todo, y quien no quiera o no esté dispuesto, que no se lance. Este planteamiento, sin embargo, es la meta, la perfección, y para llegar a este final, hay todo un camino para recorrer. Un camino duro. Un camino en el que habrá de todo: caídas y esfuerzos por levantarse, decepciones, e ilusiones, momentos de oscuridad y momentos brillantes y gozosos.
Jesús, en concreto, propone como senderos para seguirle tres proposiciones radicales:
a) disposición a subirdinarlo todo, y si es necesarió aún lo más íntimo y próximio, como es la familia, a la adhesión a El, a su Reino y a su evangelio.
b) disposición para cargar con la cruces que surjan como consecuencia de ser fieles al evangelio
c) y disposición a renunciar a todo, si fuera necesario.

Si somos sinceros, seguro que nos encontramos muy lejos de estas disposiciones y tal vez no lleguemos nunca, pero no podemos renunciar a la utopia. La fe nos es concedida una vez para siempre, pero la hemos de ir acogiendo a la largo de nuestra vida, sobre todo cuando la intervención de Dios a través de los llamados signos de los tiempos nos obliga a dar una respuesta a la llamada que El nos hace.
El camino es difícil y exige mucho, y por eso el evangelio acaba con una invitación a partir de la propia realidad personal. ¿Cómo adquirir las fuerzas necesarias para recorrer mi camino cristiano?
Amigos y amigas, hasta la próxima semana.

sábado, 1 de septiembre de 2007

Domingo XXII - 2 de septiembre 2007

Queridos amigos y amigas, ha llegado septiembre y esto quiere decir que todo empieza a oler, para muchos, a normalidad...
Vamos con el evangelio de hoy.
La parábola que nos presenta puede parecer copiado de uno de aquellos libros que llamábamos de urbanidad, y que nos enseñaban normas para saber estar y comportarse en la vida. Pero está claro que hay una importante diferencia, porque a Jesús no le preocupan tanto las actitudes exteriores como las interiores. Unas revelan las otras, pero loque verdaderamente cuenta es la opción interior de las personas.
Jesús, por lo tanto, enseña, sobre todo, dos cosas: en su Reino quien se enaltece será humillado i quien se humilla, será enaltecido; y, por otra parte, la verdadera recompensa será para aquellos y aquellas que no han buscado ni han recibido ninguna recompensa por sus acciones.
Estas dos enseñanzas, sin embargo, hay que entenderlas correctamente.
La humildad, decía santa Teresa de Jesús, es la verdad, y humillarse no quiere decir negar las proias cualidades, ni coger complejos de inferioridad, ni poseer una baja autoestima; humildad quiere decir reconocer que todo lo que somos y todo lo que recibimos, sobre todo en el campo de la fe, es don gratuito de Dios, y que nuestros méritos o trabajos parten siempre de las oportunidades que Dios nos da, empezando por el don de la vida.
No esperar ninguna recompensa no quiere decir renunciar a la alegría y legítima satisfacción por el don de dar, sino no obrar para tener a los demás agradecidos a nuestros pies, creando de esta manera dependencias injustas. La tentación es muy sutil y hay que estar atentos para no dejar aparecer nuestros intereses en nombre de la solidaridad y la generosidad.
En definitiva, las dos enseñanzas se complementan: gratuitamente hemos recibido lo que somos y lo que tenemos, y gratuitamente lo tenemos que compartir con los demás. Este es el estilo del Reino.
Y si aplicamos el evangelio de hoy a nuestras comunidades, está claro que una comunidad cristiana fidel al evangelio ha de renunciar a cualquier clase de honores y privilegios, y ha de estar abierta a todos y sentar muy especialmente a la mesa a los más pobres, a los últimos y a los más débiles.
¿Son así nuestras comunidades?
Amigos y amigas, id pensando en el nuevo curso, y hasta el próximo domingo
Manel

sábado, 25 de agosto de 2007

Domingo XXI -26 de agosto 2007

Queridos amigos y amigas
El evangelio de hoy, continuando el viaje de Jesús hacia Jerusalén, nos muestra tres instrucciones de interés, frente a interrogantes que le plantean discípulos suyos y que nos podemos plantear también nosotros.
En primer lugar, uno le pregunta explícitamente: Señor ¿son pocos los que se salvan? La pregunta es incorrecta. Incide en la cantidad, cuando lo verdaderamente importante es el cómo, no el cuántos. Además, salvados estamos todos. Si acaso la pregunta sería: Señor, cómo he de adecuar mi conducta para que pueda participar de la salvación?
Por eso Jesús responde a la pregunta con la imagen de la puerta estrecha. El texto paralelo al de hoy en el evangelista Mateo habla de puertas y de caminos: la puerta que conduce a la perdición es amplia y el camino, ancho, mientras que la puerta de la vida es pequeña y el camino estrecho. Estas imágenes de las puertas y los caminos están tomadas del libro del Deuteromonio y del lenguaje de los profetas. El camino de la vida, de la salvación, es el camino de las bienventuranzas, o sea, amar a Dios y a los demás, saber perdonar, ser sincero,solidario, luchador por la paz, etc,; mientras que el camino de la perdición son las actitudes contrarias a las bienaventuranzas o sea el egoísmo, la violencia, la hipocresía, la mentira...
Claro que esta terminología de los caminos anchos y estrechos puede sorprender a la mentalidsad actual y más de uno puede preguntar sei lo que se dice es que el camino del mal es siempre fácil y agradabley el camino del bien, siempre duro y angustioso. Sabemos que no siempre es así y que lo que cuenta de verdad es la coherencia con nuestra conciencia.
Por otra parte, la segunda instrucción de Jesús es para salir al paso de una tentación que nos puede afectar a todos y es pensar que con una serie de prácticas religiosas ya tenemos a Dios en el bolsillo y ya hemos hecho méritos para salvarnos. No. La puerta estrecha significa que a los ritos se ha de añadir una religión que impregne la vida y la oriente hacia la práctica de ñla caridad, la justicia, la paz y la libertad.
Y finalmente, la tercera instrucción es hacernos ver que algunos piensan, entre ellos los judíos, en una admisión elitista en el Reino dwe Dios, están equivocados. En el Reino de Dios caben todos los justos de la tierra que trabajen y luchen, que amen y que se esfuercen por mantener viva la llama de su fe.
Amigos y amigas, hasta la próxima semana, y buen final de vacaciones, para los que todavía ténéis esta suerte.
Manel

viernes, 17 de agosto de 2007

Domingo XX durante el año

Queridos amigos y amigas, paz y bien en este nuevo domingo.
Ya quedó explicado que el evangelista Lucas articula gran parte de su evangelio en torno al viaje de Jesús desde Galilea a Jerusalén, y es en este camino donde Jesús va dictando a sus discípulos un auténtico cuaderno de ruta para la que será después su misión.
El primer punto que llama la atención en el texto de hoy son las expresiones "he venido a prender fuego en el mundo y ojalá estuviera ya ardiendo" y "no penséis que he venido a traer paz al mundo, sino división"... Unas afirmaciones que a primera vista, sin duda, resultan desconcertantes.
¿Preconiza Cristo el sentido belicoso, la violencia y la división entre las personas? ¿?No se contradicen estas palabras con tantos y tantos otros textos que encontramos en los evangelios?.
Es obvio que no y, por lo tanto, tendremos que entender bien qué quiere decir Jesús cuando dice esto.
El fuego, como ya es sabido, significa en la Bíblia un signo de la presencia activa de Dios en el mundo (recordad el pasaje del Sinaí y otros muchos). El fuego ilumina, calienta, deshiela... y éste es el fuego que Jesús ha venido a traer al mundo. Su misión no es condenar al mundo, sino salvarlo, y Cristo mismo es el fuego de la presencia activa de Dios en un mundo ahogado por el frío y el desamor. Esta será también la misión de los cristians y cristianos que sigamos al Cristo.
Y en relación con la paz, las palabras de Jesús se entienden bien, porque la comunidad cristiana a la cual dirige Lucas su evangelio ya ha experimentado en su propia carne la persecución a causa de Cristo. Jesús ha venido a traer al mundo la paz auténtica que es fruto de la justícia y de la libertad, no la paz de los falsos pacifistas, o de los resignados fatalistas, o la paz de los muertos. Jesús ha venido a traer vida, y el mismo Lucas, en el inicio del evangelio, ponía en boca de Simeón, dirigiéndose a María, que aquel Hijo "sería signo de contradicción". En la comunidad de Lucas ya empezaba a ser frecuente que la adhesión personal a Jesús por parte de un judío o de un pagano fuera causa de rechazo, y muchas veces por parte de los mismos miembros de la família, o del círculo de amigos.
Podríamos decir, pues, queridos amigos y amigas, que el evangelio de hoy es una advertencia y una premonición: "todos los profetas, que luchen por la presencia activa de Dios en el mundo (fuego) y el triunfo de la justícia y la libertad, como fundamentos de la verdadera paz, sufrirán incomprensiones y persecuciones y hasta la misma muerte, como el Cristo (su bautismo de sangre).
Con el deseo de que tengáis un feliz domingo y una buena semana, hasta la próxima, si Dios quiere, Manel.

Domingo XX de durante el año

sábado, 11 de agosto de 2007

Domingo XIX durante el año

Queridos amigos y amigas, buen domingo.
El evangelio de hoy, en su primer párrafo, es una continuación del texto del domingo pasado. Entonces se nos decía "es preciso hacerse rico a los ojos de Dios", y hoy nos dicen "atesorad un tesoro en el cielo...Donde tengáis vuestro tesoro, allí tendréis vuestro corazon"
Queda claro, entre los dos textos, que el paso del ser humano por este mundo, desde el punto de vista de una persona creyente, queda enmarcado en el equilibrio entre estos tres ejes:
–el ser humano es un ser de necesidades materiales, y precisa de unos bienes que le posibiliten vivir de acuerdo con su dignidad, pero siempre en comunión con las necesidades y la dignidad de los otros
–por otra parte, la duración de la existencia humana es pasajera y caduca, y su final siempre es incierto
–por lo tanto, consciente de esta realidad, la persona humana que cree en una trascendencia más allá de esta vida, relativiza el afan de posesión de bienes materiales y sabe que lo que cuenta a los ojos de Dios son los bienes del espíritu, los valores del Reino y el sentido de una vida provechosa y aprovechada.

Pero conseguir este equilibrio no es fácil, y aquí viene la segunda parte del evangelio de hoy: " la necesidad de una vigilancia activa sobre nosotros mismos y sobre nuestras comunidades, a fin de no acomodarnos al espíritu contrario al proyecto de Dios".
Antes de la venida definitiva de Dios para llamarnos de esta vida, hay numerosas venidas y presencias de Dios en la vida cotidiana personal y eclesial. Y es a estas llegadas a las que hay que estar vigilantes y atentos.
Ojo, finalmente, con las últimas palabras de la lectura de hoy: "todo el mundo exige mucho de aquellos a los que les ha dado mucho, todo el mundo reclama más de aquellos a los que ha dado más...
Nosotros somos unos auténticos privilegiados,y esto ha de urgirnos a exigirnos más en el sentido que le queremos dar a nuestra vida.

Amigos y amigas, buena reflexión, buen calor, y hasta la semana próxima. Manel

viernes, 3 de agosto de 2007

Domingo XVIII durante el año - 5 de agosto 2007

Queridos amigos y amigas, desde el calor de agosto, aunque celebremos hoy el reconfortante título de María de las Nieves, mi cordial saludo, estéis donde estéis, y mi comentario habitual del texto del evangelio que nos propone hoy la Iglesia.

Está claro que Cristo no vino a la tierra para ser un asesor de negocios materiales, sino un maestro del espíritu, un consejero espiritual.
Por eso, cuando uno le pide que haga de intermediario en una cuestión de dineros y herencias, su respuesta es guardaos de toda ambición...Son dos lenguajes diferentes, desde dos perspectivas diferentes.
La ambición y la codicia están hoy a la orden del día en muchas de las personas que nos rodean y provocan muchos dolores de cabeza y preocupaciones a mucha gente.
Por otra parte, es hasta cierto punto normal que sean actitudes dominantes en las personas que no ven otra dimensión en la vida que la dimensiòn puramente terrenal. Mirada la existencia desde esta óptica, la pretensiòn de gozarla y asegurarla es la máxima pretensión.
Jesús, sin embargo, nos hace volver a la realidad: aunque alguno tuviera dinero de sobras, sus bienes no le podrían asegurar la vida. Y presenta la parábola del rico insensato que planifica las cosas al margen de la realidad y del proyecto de Dios. Por eso concluye: no reúnas tesoros para tí mismo, sino que hazte rico a los ojos de Dios. Porque lo que da valor a una persona es lo que es espiritualmente valioso, y no lo que uno posee materialmente.
¿Qué quiere decir hacerse rico a los ojos de Dios? Compartir todo lo que somos y lo que tenemos con los más débiles y necesitados.
Como dice la primera lectura de las de hoy, los bienes de aquí son estrictamente vanidad, es decir, acaban con ls muerte y no pasan más allá.
El pensamiento global de Jesús sobre las riquezas y los bienes materiales no deja de ser impactante en el mundo de hoy, y el evangelio de hoy es una buena muestra. El listón lo puso muy alto, pero siempre podemos avanzar y crecer un poco más en la solidaridad y el saber compartir. Son las exigencias del mensaje de Jesús.

Amigos y amigas, suave verano, y a recopilar fuerzas para empezar un nuevo curso. Adiós, hasta el pròximo domingo. Manel

sábado, 28 de julio de 2007

Domingo XVII - 29 de julio 2007

Señor, enséñanos a rezar...
Queridos amigos y amigas, buen domingo y provechosa reflexión sobre el evangelio.
La oración, juntamente con la limosna y el ayuno, era, como es bien conocido, una de las prácticas religiosas habituales del pueblo judío. Y de hecho, el evangelista Lucas es quien precisamente se encarga de situar a Jesús muchas veces en oración, como buen judío.
Sin embargo, también es cierto que estas tres prácticas, como también se encargará Jesús de denunciar, se habían quedado en fórmulas externas y vacías, sin ninguna vinculación interior.
Por eso, cuando aparecía un maestro era frecuente que se le acercasen discípulos a pedirle: ensçeñanos una oración. Lo hicieron con Juan Bautista y el evangelio de hoy dice que lo hace también un discípulo con Jésús.
Entonces Jesús no sólo enseña una oración, sino que da una catequesis sobre las actitudes o condiciones que tenemos que tener cuando oremos.
La oración que enseña Jesús es el Padrenuestro, aunque Lucas la formula de manera más breve que Mateo (que es la versión que habitualmente rezamos) Lucas presenta una oración filial (Padre, porque todos somos hijos e hijas, hermanos y hermanas), santificado sea tu nombre (en la Bíblia el nombre es la persona); y que venga el Reino (que es la justicia). Y para vivir como discípulos que están a la espera del Reino, es necesario compartir el pan, perdonar, pedir perdón y estar atentos para no caer en la tentación de desviarnos del proyecto de Dios.
El Padrenuestro, en síntesis, es el resumen del evangelio.
Y en la segunda parte del texto de hoy, Jesús indica las cuatro condiciones para una buena actitud de oración: atención, humildad, confianza e insistencia.
La atención es obvia tanto para dirigirnos a Dios como para escucharlo, que es también una manera de rezar.
Humildad es el reconocimiento de nuestras fragilidades, y es la base tanto para pedir como para dar gracias.
La confianza la da el saber que Dios nos ama, procura siempre nuestro bien y no nos defrauda.
Y la insistencia queda patente tanto en la figura de Abraham (primera lectura), como en el amigo impertinente que llega a medianoche.
Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y Dios os abrirá... Dios quiere contar siempre con la colaboración humana.
Y el evangelio acaba hoy con una promesa: El Padre dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan. No dejemos de pedirlo (c0n atención, con humildad, con confianza y con insistencia...)

Amigos y amigas, buen verano, y hasta el próximo domingo. Manel

Domingo XVII - 29 de julio 2007-

sábado, 21 de julio de 2007

Domingo XVI - 22 de julio 2007

Queridos amigos, el evangelio de hoy siempre me ha resultado entrañable y muy necesario- Porque estamos, de entrada, ante el falso dilema de dos complementarios: acción (Marta), contemplación (María). Son actitudes y conductas plenamente complementarias: la acción desde la contemplación; y la contemplación desde la acción. Llevar la acción de la contemplación, y la contemplación a la acción.
Pero vayamos por partes.
Un tema previo que también debemos reflexionar es nuestro sentido de la hospitalidad. Yo creo que las dos hermanas eran personas generosas y acogedoras, pero con criterios diferentes. Para Marta, acoger era obsequiar materialmente. Y no seré yo quien diga que esto le amargue a nadie. Pero no es suficiente. María, sin embargo, pensaba que acoger era escuchar, sintonizar interiormente, estar al lado de la persona, aunque fuera en silencio. ¿No son complementarios los dos aspectos? Cuando a veces hemos llegado a una casa y lo que necesitábamos prioritariamente era que alguien nos escuchara o pudiera compartir nuestras dudas, y se han limitado a procurarnos una buena comida, ¿hemos quedado satisfechos?
Hoy, en el mundo de la abundancia y el consumismo, son más las personas que necesitan una hospitalidad del espíritu que una hospitalidad del cuerpo...
Cuando Jesús alaba la actitud de Maria, no denigra la de Marta, pero sí le da a entender que aunque su generosidad es muy buena, hay en la vida un orden de valores, en el que la acogida espiritual está por encima de la esplendidez material.
Aprendamos las dos lecciones, y seamos a la vez Martas y María, en la hospitalidad y en la acción.
Amigos y amigas, hasta la próxima semana

sábado, 14 de julio de 2007

Domingo XV - 15 de julio 2007

Queridos amigos, ya de vuelta, me dispongo a ofreceros unas ideas sobre el evangelio de este domingo.
Como ya dijimos, en esta estrategia narrativa de situar a Jesús caminando con sus apóstoles desde Galilea hasta Jerusalén, se van produciendo enseñanzas y acontecimientos.
Hoy nos dice el texto de Lucas que se acercó a Jesús un maestro de la ley, para exponerle un tema que era de discusión entre los judíos. Según el Deuteronomio, la ley de amar a los demás estaba clara, pero para la mayoría de judíos esos los otros, los demás, eran solamente los judíos. La argumentación estaba clara: Dios había hecho solamente la alianza con los judíos; luego los mandamientos de Dios solamente se referían a los judíos. ¿Pensaría Jesús igual, o su mensaje era universal, y su invitación al amor se refería a todos los seres humanos de cualquier pueblo, raza o condición? Cuando el maestro le pregunta: y para mí, ¿quiénes son los otros?, la respuesta de Jesús queda muy bien clarificada con la parábola del buen samaritano. Fijémonos en los detalles: el que ama de verdad al hombre herido por los ladrones es un samaritano. Pues bien: ni los samaritanos se hablaban con los judíos, ni los judíos se acercaban a los samaritanos. El hombre que iba por el camino seguro que era judìo. Pues bien, al buen samaritano no le importa: ama al ser humano que necesita ayuda. Los otros son todos.
Pensemos un poco cuando decimos que hay que amar al prójimo. ¿Quiere decir que solamente tenemos que amar y ayudar a los que están a nuestro lado, a los que nos caen bien, o a los que piensan como nosotros? Pues no. Amar al prójimo es, por encima de todo, hacer cercano, hacer próximo, al que está lejos de nosotros...
Buen verano, amigos y amigas, y seguiremos encontrándonos cada sábado o domingo.
Manel.

viernes, 29 de junio de 2007

Domingos XIII i XIV - 1 i 8 de julio

Queridos amigos, estarè ausente un par de semanas, y por eso aprovecho para comentaros los evangelios del 1 y 8 de julio.

Iniciamos lo que se llama el camino de Jesús de Galilea a Jerusalen, a donde acude ya para acabar su obra. Pero en la larga travesía, sucederàn una serie de acontecimientos que el evangelista Lucas, en una narraciòn más larga que en Mateo y Marcos, se encarga de transmitirnos. Podríamos decir que Jesús irá haciendo una catequesis itinerante, marcando las líneas de la buena nueva del Reino.

Así, en el evangelio del domingo XIII (1 de julio), encontramos un principio muy evangélico: de cara a los demás, tolerancia; de cara a nosotros mismos exigència.

Cuando Sanatiago y Juan caen en la tentación de castigar a los samaritanos que no les han recibido, Jesús renuncia a la violencia y a la venganza y recrimina su actitud. La tolerancia y el diálogo estan siempre por encima de la violencia.

Sin embargo, cuando tres diferentes viandantes se acercan a Jesús dispuestos a seguirle, los niveles de exigencia son muy altos: quien quiera ser seguidor de Jesús tendrá que abandonar cualquier situación de seguridad, tendrá que preferir la vida del Reino a cualquier otra vida, y tendrá que mirar siempre adelante, renunciando al pasado.

En nuestro camino por la vida, no dejemos de mirar al camino de Jesús con sus apóstoles.





El segundo domingo, por su parte, día 8, XIV durante al año, continúa el tema del domingo pasado. Estamos en el mismo escenario, pero ahora la catequesis es distinta: mucha es la mies y pocos los segadores. Hay mucho trabajo para llegar a implantar el Reino de Dios, y, ademas, la oposición es muy fuerte. Setenta (o setenta y dos) es un número simbólico, ja que es el número de pueblos que había en la tierra, según el libro del Génesis. Jesús, por lo tanto, expresa la universalidad de su mensaje. Desear la paz, curar a los enfermos, compartir la vida y la mesa, sin prejuicios ni discriminaciones, son maneras concretas de anunciar el Reino, y los misioneros (enviados) tendrán que ser coherentes con lo que predican, relativizando la seguridad y la eficacia que pueden dar los bienes materiales.
Hoy en nuestro entorno tendremos que encontrar las maneras concretas de hacer llegar la buena noticia del Reino. Tendremos que ser mensajeros de paz y portadores de alegría y de esperanza. Para los que estan lejos y para los que estan ecrca. El optimismo de la esperanza cristiana ha de ser más comunicativo.
Para ser predicadores de la paz, siempre recordaremos la memorable encíclica de Juan XXIII sobre la paz: ésta tiene que asentarse sobre cuatro pilares imprescindibles: la verdad, la justicia, la libertad y el amor.

Amigos y amigas, hasta el próximo sábado día 14.

sábado, 23 de junio de 2007

Natividad de san Juan Bautista - 24-junio 2007

Queridos amigos y amigas, este domingo queda tapado, litúrgicamente, por la fiesta del nacimiento de Juan Bautista. Solamente de Jesús y de Juan Bautista celebra la Iglesia el nacimiento, ya que como es sabido, de los santos y los mártires se celebra el día de su muerte, que es su nacimiento a la vida eterna.

En el texto del evangelio se pone de relieve el nombre elegido para el niño, un nombre que no sigue la tradición familiar segun la cual el varón primogénito llevaba el nombre del padre. Pues bien: no se llamará Zacarías, sino Juan, que significa Dios ha mostrado su gracia. (De paso, aprovecho para felicitar a cuantos (ellos y ellas) llevan este nombre: Dios también les muestre a ellos también su gracia...)

Profundicemos un poco más en la biografía de Juan Bautista.
Si se tratase de hacer de él un elogio, ninguno mejor que el que hizo el mismo Jesús: ¿Qué habéis salido a ver al desierto? ¿Una caña a merced del viento? ¿Qué habéis salido a ver? ¿Un hombre vestido elegantemente? Los que llevan vestidos elegantes residen en los palacios. Pues, ¿qué habéis salido a ver? ¿A un profeta? Sí, y más todavía que un profeta, ya que èl es de quien dijo la Escritura yo envío delante tuyo mi mensajero para que te prepare el camino. Os digo, pues, que verdederamente, ninguna madre ha traído al mundo ningún hijo más importante que Juan Bautista... (Mateo 11, 7-15)

Y si del terreno del elogio vamos al ámbito de la imitación (los santos son para imitarlos), me gustaría subrayar en Juan Bautista tres rasgos muy actuales y necesarios para nuestro tiempo:
su carácter de precursor, su vida austera, y su muerte en defensa de su mensaje.

Precursores con aquellos que abren caminos, que preparan un futuro mejor, que hacen avanzar la historia. Juan Bautista lo fue, y hoy necesitamos, en todos los ámbitos de la mujer, precursores, hombres y mujeres que con su capacidad de anñálsisi y con su visión de futuro, busquen y abran caminos que hagan posible un mundo y una Iglesia mejores.

Juan Bautista fue un hombre austero. Se retiró al desierto, para curtirse y formarse en el silencio y en la soledad, y llevó una vida austera, para que los bienes materiales no le alejasen del cultivo de su espíritu.Hoy, en medio de una loca sociedad de consumo, muy materializada, necesitamos todos espiritualizarnos un poco más.

Y finalmente, su muerte: una víctima más de aquellos que piensan que si no pueden matar el mensaje, matan el mensajero. Juan tenía un mensaje de denuncia, de conversión, de solidaridad, de vida ética. Y por fidelidad a su mensaje murió mártir.

Amigos y amigos, gran fiesta la de hoy para poder imitar a Juan Bautista.
Hasta la próxima semana.
Manel

sábado, 16 de junio de 2007

Domingo, 17 de junio 2007

Queridos amigos y amigas, situèmonos, en primer lugar, en el nuevo ciclo litúrgico que hoy empezamos. Una vez hemos celebrado la Pascua y las fiestas de Pentecostés, la Trinidad y el Cuerpo y la Sangre de Jesús, volvemos hoy a los llamados domingos de durante el ano, un tiempo en el que, con contadas excepciones, lo único que celebramos es el domingo, o sea, la presencia viva de Cristo resucitado que nos convoca alrededor de la mesa para poder comulgar con El y con su Palabra.
Vamos a vivir, pues, un total de 24 domingos, hasta que el 2 de diciembre iniciemos el nuevo año litúrgico con la celebración del ciclo de Adviento.
Y, por otra parte, como cada año seguimos uno de los evangelios, este año toca el de san Lucas, que aunque no fue de los doce apóstoles, tiene un estilo muy propio y peculiar, en el que resalta la proximidad de Dios hacia los más débiles y pobres, y anuncia siempre un rostro de Dios que, por encima de todo, es un Dios misericordioso. Vale la pena seguirlo atentamente.

Y es en esta línea donde se inscribe la escena del evangelio que hoy leemos.
Es muy frecuente que los evangelios nos presenten distintas actitudes de distintas personas que obran delante de Cristo y ésta da su veredicto a favor o en contra de las acciones que observa.
Veamos la escena de hoy.

¿Qué actitudes muestra aquel fariseo?
Cuatro actitudes muy claras, entre otras:
-se muestra inquisidor: para él la mujer que ha entrado no es más que una pecadora...
–él se considera puro y no puede dejar entrar en su casa nada que sea impuro (y para él aquella mujer era impura...)
–descalifica a Jesús: éste no es un profeta...
–piensa que él es un ejemplo y un modelo de conducta, y sin embargo acaba de infringir todas las normas y costumbres que había en su pueblo para acoger a las personas (lavarles los pies, darles el ósculo de paz y perfumarlas, para que se sintiesen cómodas y acogidas)

¿Y cuáles son las actitudes de aquella mujer que ha entrado en la casa?
-desde el silencio, pero con una comunicación no verbal muy profunda y expresiva muestra su arrepentimiento y su deseo de liberación
-parte del reconocimiento de que aquel profeta puede perdonar sus pecados
- y, tal como proclamará Jesús, demuestra que es una mujer que ama y que piensa que la fe la puede salvar y hacerle cambiar de vida.

Ante todo esto, está muy claro quién obtendra la aprobación de Jesús.

Amigos y amigas, hasta la próxima semana
Manel

viernes, 8 de junio de 2007

El Cuerpo y la Sangre de Cristo - 10 junio 2007

Amigos y amigas, la fiesta de hoy, antes llamada en latín Corpus Christi, y hoy, del Cuerpo y la sangre de Cristo, fue instituida el siglo XIII, ante la creciente importancia que iba adquiriendo en la iglesia occidental la adoración y el culto a la Eucaristía. Fue una fiesta que se celebró por primera vez en Bélgica el año 1246, y después el Papa Urvano VI la extendió a toda la Iglesia universal, convirtiéndose rápidamente en una de las fiestas más estimadas por el pueblo cristiano, como sabemos muy bien por la solemnidad con que se celebra hoy en muchos pueblos. Fue el Papa Pablo VI quien, en la reforma del Concilio, le cambió el nombre, asumiendo también la memoria de la Sangre, y suprimiendo aquella fiesta de la Preciosísima sangre que se celebraba el 1 de julio.
Hoy es, pues, más allá del Jueves Santo, la gran fiesta de la Eucaristía, y constituye una buena ocasión para reflexionar sobre este memorial de Cristo que, como celebración sufrió mucho tiempo la dégradación de convertirse en una pesada obligación de los domingos y fiestas de guardar, y como contenido, en unn acto de piedad más, que había que recibir, por lo menos, una vez al año, por Pascua.
Sin embargo, y en contraposición a todo esto, se puede decir con toda justeza que uno de los signos de madurez espiritual de un cristiano o cristiana, y de una comunidad, es cómo valora el sentido y el significado de la Eucaristía, tanto como punto de encuentro con Cristo, como alimento del espíritu, como acción de gracias y como don gratuito que nos abre y nos lleva a la gratuidad con los demás.
El pan de la Eucaristía, como el pan de nuestras mesas, es para partirlo, repartirlo y compartirlo.Es pan que alimenta y que impulsa a dar vida.
Juan Pablo II escribió que el sacramento de la Eucaristía no se puede separar del sacramento de la caridad, y el Papa actual, Benedicto XVI, en su primera encíclica Deus caritas est, ha expuesto también esta amplia y estrecha relaciòn entre Eucaristía y compromiso. Quien comulga con el Cristo se ha de convertir en pan para los demás.
Por eso, esta fiesta del Corpus va unida cada año con el Dia de Caritas, institución cristiana que lanza un grito para despertarnos sobre la situación de un tercer y un cuarto mundo cada vez más desestructurados, en el entorno de un mundo globalizado que sólo se mueve por intereses individualistas.
Una buena comunión no se mide por la fuerza emocional que pueda producir en nuestro interior, sino por el compromiso que nos comporta de partir, repartir y compartir el pan de nuestra vida; como una buena celebración no se mide porla gente que asiste, ni por los cantos o la homilía, sino por el grado de compromiso que adquiere la comunidada favor de ls más débiles y necesitados.
Amigo y amigas, buena fiesta del Corpus.
Manel

sábado, 2 de junio de 2007

La Santísima Trinidad - 3 de junio 2007

Amigas y amigos, la Trinidad de Dios se nos ha presentado a menudo solamente como una pura verdad especulativa, como un dogma abstracto y frío, como un misterio inaccesible a nuestra razón. Y si la vemos así, poco provecho podremos sacar de la fiesta de hoy.
Sin embargo, la Escritura muestra las cosas de otra manera. La Trinidad es una actuación concreta de Dios en la historia de la salvación: el Padre envía a su Hijo, el cual, por nosotros, se hace persona humana, entrega su vida y resucita, y al volver al Padre, nos envía el Espíritu, que continua su obra salvadora en el mundo.
Esta actuación de Dios muestra y revela su identidad. Dios es uno, pero no es un ser solitario, aislado y egocéntrico, sino plenitud de vida y de amor compartido. La esencia de Dios es el amor. Y la Trinidad es un misterio de comunión entre las tres persones, entre la família de Dios.
La Trinidad, escribió el Papa Juan Pablo II, es el modelo último de cualquer convivència humana. Y aquí radica la reflexión que podemos sacar de la fiesta de hoy.
Frente a una sociedad donde son patentes el autoritarismo, el paternalismo, la dependencia y la falta de respeto de las autonomias personales y de los pueblos, y donde hay tanta falta de amor, de libertad, de saber escucharse y de afecto humano, el rostro de nuestro Dios Trinidad aparece como –el rostro de un Padre, revelado por Jesús, nada paternalista ni autoritario, sino estrictamente justo y a la vez misericordioso; –el Dios Hijo, que depende del Padre en su forma humana, que se hace hermano nuestro, pero que conserva integra su autonomía de Hijo de Dios; –y el Dios Espíritu, siempre presente y envolviéndonos, simbolizado por el viento y el fuego, presencia de amor y de libertad.
Dios es un ser en comunión y nosotros, creados a imagen y semejanza suya, estamos llamados a ser seres en comunión unos con otros.
Ojalá nuestras familias, nuestras comunidades, nuestros grupos, sean de verdad trinitarios, es decir, reflejo de la comunidad de Dios.

Y dejadme poner un recuerdo final para las comunidades religiosas de vida contemplativa, que hoy celebran su día. A pesar de que hay personas que piensan que la vida de estas mujeres en los monasterios no tiene hoy demasiado sentido, que nadie dude de que no hay en el mundo ningún hogar más modélico y ejemplar de vida en comunión con Dios. Y todos necesitamos que alguien interceda por nosotros. Gracias, hermanas.

Amigos y amigas, hasta el próximo domingo.

viernes, 25 de mayo de 2007

Pentecostés - 27 de mayo 2007

Queridos amigos y amigas,
Pentecostés no fue en su orígen una fiesta cristiana. Fue instituida por Israel para celebrar el inicio de la cosecha. Duraba siete semanas, cincuenta días (Pentecostés) a partir de la Pasqua, para dar gracias a Dios por la nueva cosecha. Más adelante, el judaísmo la convirtió en una fiesta exclusivamente religiosa, para conmemorar la entrega de la Ley, en el Sinaí, al pueblo liberado de Egipto. Y finalmente, el cristianismo situó en esta fiesta la venida del Espíritu Santo, pormetido por Jesús a sus discípulos.
En la segunda lectura de hoy, Lucas, en el libro de los Hechos, explica preciamente que el pueblo se encontraba celebrando esta fiesta de Pentecostés y entonces explica la irrupción del Espíritu, en forma de un viento impetuoso - viento es spiritus- y unas lenguas de fuego (fuego, símbolo de la divinidad), y también las consecuencias de este Espíritu sobre los discípulos y sobre el pueblo: todos les entendían...
Nosotros, en el Credo, decimos: creo en el Espíritu Santo, Señor, y dador de vida, pero tenemos que reconcer que el Espíritu Santo es para nosotros el gran desconocido. En el mismo libro de los Hechos de los Apóstoles encontramos un hecho sorprendente: quan Pablo llega a Efeso y encuentra unos discípulos a los que pregunta si habían recibido el Espíritu santo, éstos le contestan que ni siquiera hemos oído hablar de que haya un Espíritu santo (Hechos 19, 1-7) ¿No pasaría algo parecido hoy con bastantes cristianos y cristianas de nuestros días?
A veces oímos hablar de las religiones del Libro, entendiendo como tales el judaismo, el islam y el cristianismo, porque son religiones básicamente centradas en una revelación conservada en textos escritos. Pero en relación con el cristianismo hay que matizar las cosas. El cristianismo no está basado meramente en la letra de unos textos escritos, sino en la acción de un Espíritu que davida y actualiza perennemente la revelación divina. Olvidar esto es dejar de lado una parte importante del Nuevo Testamento y sobre todo la doctrina de san Pablo según la cual, los cristianos no vivimos según la letra de la Ley, sino por la luz y la fuerza del Espíritu...
La simple fidelidad a una letra lleva a la fosilización de la fe en formas anacrónicas y desemboca en fundamentalismos fanáticos. Solamente la atención al Espíritu como fuerza viva de Dios es camino de cambio y renovación.
La acción del Espíritu en cada uno de nosotros y en la comunidad de los creyentes, como también en la historia humana, es algo esencial en el cristianismo. Por eso, día a día nos preguntamos qué quiere y qué nos pide el Espíritu y rezamos: Ven, Espíritu santo, llena los corazones de tus fieles con la fuerza y el fuego del amor. Ven, padre de los pobres, y enriquécenos con tus dones.

Amigos y amigas, os deseo una entrañable fiesta.
Hasta la próxima semana, Manel

jueves, 17 de mayo de 2007

Ascensión del Señor - 20 de mayo 2007

Queridos amigos y amigas, llegamos hoy a los cuarenta días de Pascua y celebramos la llamada Ascensión del Señor.
Empecemos por advertir que es Lucas el único escritor que, al comienzo del libro de los Hechos y al final de su evangelio, tal como hemos visto en los textos de hoy, habla claramente de la Ascensión como de una ascensión visible y una ocultación pública del Señor. Por otra parte, también llama la atención que entre ambas narraciones, aún siendo del mismo autor, hay algunas diferencias.
Vayamos por partes.
–cuando Lucas escribe el libro de los Hechos, las comunidades cristianas comenzaban ya a ver que la parusía, o segunda venida del Señor, no llegaba ni parecía inminente, como muchos habían creído, y esto pedía una explicación teológica.Lucas, entonces, intenta mostar que con la Resurrección del Señor la historia no ha llegado al fin y que la Pascua significa que Dios crea un espacio y un tiempo para que la Iglesia, es decir, la comunidad de los que crean en El, se desarrolle hasta los confines de la tierra, y que, por lo tanto, es erróneo quedarse mirando al cielo. De hecho nosotros hoy estamos todavía en este momento de la Iglesia que ha de mirar a la tierra, mientras esperamos el cumplimiento de nuestra esperanza, la manifestación de Jesucristo, nuestro Salvador...
–por otra parte, Lucas habla de nubes y de ángeles, que son signos bíblicos muy conocidos para expresar la presencia de Dios. Jesús, pues, está presente en la Iglesia. No nos ha dejado solos.
–finalmente, en la narración del final de su evangelio, Lucas ya no habla de nubes ni de ángeles, pero sí apunta dos hechos nuevos: Jesús bendice a los discípulos, y ellos, le adoran. Es el fin glorioso de un gran personaje. Jesús era el Hijo de Dios y los discipulos lo habían entendido después de la Resurrección. La historia de Jesús llega a su fin y los discípulos entienden la dimensión y la profundidad de este acontecimiento.

Y después de estas explicaciones, un par más de clarificaciones:
–la Ascensión del Señor, como tal, no se puede decir que sea un hecho hstórico, en el sentido concreto de la palabra. De hecho, hasta el sigle V, en la Iglesia las fiestas de la Pascua y la Ascensión era una sola. La Ascensión es sencillamente una manera de describir la nueva manera de vivir de Jesús junto a Dios: glorificado y constituido Señor del mundo y juez universal. Fue Lucas quien historificó la Ascensión.
–en el Credo decimos subió al cielo, donde está sentado a la derecha del Padre. Evidentemente el cielo no es un lugar, sino una situación en que seremos transformados si vivimos en el amor y en la gracia de Dios. El cielo de la fe es Dios, que habita en una luz inaccesible. La Ascensión de Jesús significa que, después dela Resurrección, vive junto a Dios, en la absoluta perfección, presencia, ubicuidad, amor, gloria, luz y felicidad, que es la meta que toda la creación está llamada a conseguir.
Amigos y amigas, muy buena fiesta, y hasta el próximo domingo, bien dispuestos y dispuestas a recibir el Espíritu.
Manel

domingo, 13 de mayo de 2007

Sexto domingo de Pascua - 13 de mayo 2007

Queridos amigos y amigas, por eso que se dice causas ajenas a mi voluntad, hoy me he retrasado un poquito. Pero ahí va, mi pequeño comentario dominical, siempre con el objetivo de que pueda ser útil a alguien.

Estamos ya a quince días de Pentecostés y hoy en las lecturas ya todo huele a Espíritu Santo, como culminación del misterio pascual.
En la primera lectura, referida al llamado Concilio de Jersusalen, el Espíritu hace saber lo que quieres, y por eso los apóstoles afirman: el Espíritu santo y nosotros hemos creído que no tenemos por qué imponeros pesadas cargas.... (Ojalá ésta fuera hoy nuestra Iglesia y nuestros Concilios...)
Y en el evangelio, Jesús promete a sus apóstoles que no les dejará huérfanos, porque les enviará el Espíritu.
Pero analicemos con más detenimiento el texto del evangelio, porque hay un primer párrafo muy interesante. Se puede decir que se establece un cambio radical en las relaciones entre Dios y nosotros. Hasta ahora, Dios quedaba siempre como algo exterior al ser humano y según la religión había que encontrarlo en el templo, en el cumplimiento de la ley, en la naturaleza, etc. Sin embargo, a partir de las palabras de Jesús, el ser humano pasa a ser morada de Dios. Jesús sacraliza el ser humano. Dios no es un Dios lejano, sino que está presente dentro de cada uno de nosotros. No hay que ir a buscarlo fuera. Está en nostros: vendremos a él y estableceremos en él nuestra morada....
Esta presencia de Dios es la presencia de su Espíritu, un Espíritu dinámico que nos da sus dones para quenuestra vida produzca sus frutos. Dios no disminuye el ser humano, sino que lo potencia. La gloria de Dios es que el ser humano viva. Ser cristianos es dejarse guiar por el Espíritu.
Y para terminar, en el evangelio se nos enumera uno de los grandes signos de la presencia del Espíritu en nosotros: la paz. Una paz que no es solamente un entendimiento entre los poderes y las potencias de este mundo, ni es solamente una serenidad interior, ni una paz fundada en el miedo mutuo, sino la paz bíblica, que es la síntesis de todos los bienes mesiánicos: el don de Dios que garantiza la dignidad de las personas, es decir, todo aquello que el ser humano necesita, tanto en su dimensión horizontal, como en su dimensión vertical. Solamente así existe la paz en nuestro interior. La paz que se fundamenta en el amor, la libertad, la justícia, la tolerancia, el diálogo, el perdón..
Amigos y amigas, que esta sea nuestra paz. Y hasta el pròximo domingo, fiesta de la Ascensión.
Manel

viernes, 4 de mayo de 2007

Quinto domingo de Pascua. 6 de mayo 2007

Queridos amigos y amigas, ya estamos en mayo, seguimos en Pascua y es primavera. Tiempo de renovación, de novedad.
Y precisamente las tres lecturas de este domingo nos hablan de novedades y nos invitan a la renovación.
En la primera lectura, Pablo y Bernabé nos hablan de las nuevas comunidades que iban surgiendo. En el Apocalipsis se nos recuerda el cielo nuevo y la tierra nueva que anhelamos los creyentes. Y en el evangelio de nos presenta una vez más el mandamiento eternamente nuevo, el mandamiento del amor.

El texto del evangelio forma parte de los llamados discursos de despedida que el evangelio de Juan pone en la sobremesa de la Cena pascual. En ellos Jesús diseña las características de la comunidad de sus seguidores y seguidoras, y pone como elemento distintivo e identificativo el amor. Pero no un amor cualquiera, sino el amor que El ha tenido hacia nosotros: como Yo os he amado.
Por lo tanto, somos llamados a amar como El ha amado. Y el amor del Cristo ha sido un servicio permanente, hasta dar la vida. El amor de Cristo ha respetado siempre la libertad, no ha puesto límites, se ha extendido hasta los enemigos y ha excluido cualquier tipo de violencia.
Así pues, lo que distinguirá una comunidad cristiana de cualquier otro grupo humano tendrá que ser este amor.
¿Se da esto así entre nosotros? ¿Nos identifican como cristianos y cristianas por nuestra manera de amar? ¿Es el amor lo que inspira y motiva nuestras actitudes en los ambientes en que vivimos?
No deja de ser curioso que cuando la Revolución francesa de 1789 quiso coger como lema los valores laicos que consideraba más importantes, escogió entre ellos el gran valor teórico cristiano de la fraternidad (libertad, igualdad, fraternidad). Y ¿qué ha pasado desde entonces, en estos últimos trescientos años desde aquella Revolución? Que hemos avanzado, sin duda, en situaciones sociales de libertad y de igualdad, pero no tanto en un mundomás humano y más fraternal. ¿Por qué nos cuesta tanto la fraternidad?
Los cristianos y cristianas, y las comunidades cristianas, nos hemos de convencer de que en el mundo de hoy, tan lleno de egoísmos, envidias y odios, nuestra mejor aportación es el testimonio de una realidad completamente nueva y diferente; una realidad donde las personas se aman, respetan la diversidad, se perdonan,y aminan siempre en la solidaridad y la ayuda. Solamente así seremos creibles.
Amigos y amigas, hasta la próxima. Renovemos la Pascua!
Manel

jueves, 26 de abril de 2007

Cuarto domingo de Pascua - 29 de abril 2007

Queridos amigos y amigas, la Pascua avanza, la primavera se impone, y espero que también se vaya adueñando de nuestro interior.
Veamos el comentario al cuarto domingo.
Es un domingo que queda caracterizado, en todos los ciclos litúrgicos, por una de las imágenes literarias, una alegoría, más repetidas y hermosas del evangelio: la figura de Jesús como Buen Pastor.
De hecho, el Papa Pablo VIè señaló este domingo como el día más propio para rezar en favor de las vocaciones al ministerio y a la vida consagrada. Necesitamos buenos pastores, gente que vaya delante.
Los tres textos de la Palabra de hoy, pues, giran alrededor del Pastor y las ovejas del Pastor, que somos nosotros.
En el libro de los Hechos, se indica cómo Pablo y Bernabé muestran que la acción pastoral de Cristo es ofrecida a todos los pueblos y no solamente al pueblo judío.
En el libro del Apocalipsis se afirma que el Cordero sacrificado es a la vez el Pastor de todas las ovejas que le seguiran.
Y el evangelio destaca que la relación entre las ovejas y el Pastor Jesús está enraizada en el Padre, con el que Jes´sus forma una unidad.

El texto del evangelio, en concreto, pertenece al capítol 10 de san Juan, enmarcado en la fiesta judía de la Consagración o Dedicación del templo, fiesta en la que los judíos conmemoraban la heroica lucha de los macabeos contra la profanaciòn del templo, en el año 165 antes de Cristo. Y es en esta celebración en la que Cristo se enfrenta con los dirigentes judíos y en contraposición con ellos, que no pastoreban adecuadamente al pueblo, Jesús se presenta y se muestra como Mesías, bajo la figura muy bíblica del Buen Pastor.
Recordemos que los forjadores del pueblo de Israel, el pueblo de Dios, fueron pastores nómadas, y que por eso, las imágenes del pastor y el rebaño pasaron a expresar las relaciones entre Dios y su pueblo.
El Buen Pastor no es amo de las ovejas, sino su líder, pero compañero; procura su alimento; las defiende de cualquier peligro; y se dedica totalmente a su misión.
Y los seguidores y seguidoras del Cristo pastor (las o vejas) son reconocidas por tres actitudes: escuchan su voz, o sea, creen y se adhieren personalmente a El; le siguen, o sea, hay con El una adhesión de conducta y de compromiso, y Cristo les da la vida eterna; y no se pierden, ya que Cristo las tiene en sus manos.
Este domingo, por todo lo dicho, es especialmente indicado,pues, para pensar, tanto por parte de los pastores, como por parte de los fieles, sobre la tarea evangelizadora que llevamos a cabo, una tarea que se llama precisamente acción pastoral, porque ha de inspirarse en las relaciones entre el Cristo Pastor y las ovejas.
Amigos y amigas, hasta el próximo domingo, que será ya mayo. Un mes nuevo, de la mano de la primera gran cristiana de la historia: María de Nazaret.
Adiós
Manel

sábado, 21 de abril de 2007

Tercer domingo de Pascua - 22 de abril 2007

Queridos amigos y amigas, en el centro de las tres lecturas de la liturgia de hoy encontramos, como no podía ser de otra manera, la figura de Cristo resucitado. Pedro le proclama adelantado y salvador; el libro del Apocalipsis le alaba como el Cordero degollado, y en el texto del evangelio se hace presente a Pedro y los otros, orienta su pesca, les alimenta y les envía a la misión, confiando a Pedro la tarea de ir al frente del rebaño.
El texto está sacado del capítulo 21 de san Juan, y éste es un texto añadido a la primera versión del evangelio. Es una Catequesis sobre la misión evangelizadora y comunitaria de la Iglesia y sobre el papel de Pedro en esta misión.
El texto que hoy leemos consta de dos partes:
–en la primera, los discípulos ya no están en casa celebrando el encuentro dominical (como sucedía el pasado domingo), sino que se encuentran en su mundo, en su trabajo. Son siete, que es sinónimo de totalidad. Y en principio no pescan nada. Sin embargo, después de la orientación de Jesús, su trabajo da fruto. Mucho fruto. Y la red no se rompe, porque en la Iglesia cabemos todos, hay capacidad para todos. El número de 153 es simbólico, y sale de sumar, uno, más el siguiente, los 17 primeros nùmeros. Y el 17 sale de los 10 mandamientos, más los siete dones del Espíritu. La pesca tiene lugar en lago Tiberíades (nombre pagano del lago, lugar hostil). Los discípulos han trabajado toda la noche. Pedro, antes de reconocer al Señor, se enuentra desnudo (símbolo de su fragilidad), pero cuando le reconoce se pone la túnica (símbolo de servicio) y se lanza al agua (símbolo de dar la vida).
– Y la segunda parte del texto es una catequesis sobre Pedro y su papel en la comunidad. Para poder ser el líder tendrá que renunciar a las actitudes que le llevaron a negar a Jesús, y tendrá que comprometerse a seguirlo hasta la muerte, en una actitud de servicio. Porque el rebaño que tendrá que pastorear no es suyo, sino de Jesús: mis ovejas...

Las leccciones del evangelio de hoy son claras: los cristianos y cristianas, cada uno en nuestro lugar de trabajo y de vida, somos, tenemos que ser, testigos de Cristo Resucitado. Agrupados en la comunidad Iglesia, y alrededor de los sucesores de Pedro, continuamos aportando al mundo un mensaje de liberación y de comuniòn fraternal. La perscpectiva de la salvación (la tarea de la pesca y la comunión con el pan y el pescado) está abierta a todos, sin ninguna discriminación, aunque para conseguir algo haya que estar, muchas veces, trabajando toda la noche...

Amigos y amigas, hasta la próxima.
Manel

sábado, 14 de abril de 2007

Segundo domingo de Pascua - 15 de abril 2007

Queridos amigos y amigas, seguimos saboreando los cincuenta días de Pascua. Y es ya tradicional que en este segundo domingo nos encontremos con el evangelio que podríamos denominar de las dudas de Tomás.
Sin embargo, el motivo catequético de este evangelio es, como puede verse, no perder de vista el gran valor del domingo. Porque, en efecto, el domingo es el día por excelencia para celebrar que Cristo vive y está presente entre nosotros, que Cristo resucitó. El evangelio, si os fijáis, comienza la tarde de aquel domingo, y luego dirá, ocho días más tarde, también en domingo, Cristo se presentó a sus discípulos. Como se presenta en medio de nosotros para actualizar elmisterio de su muerte y su recurrección, llenarnos de alegría y confiarnos su misión.
Es en la celebración de la Eucaristía dominical donde destaca la presencia viva y activa de Jesús. Siempre es El quien toma la iniciativa. El nos convoca y en medio de los que estamos reunidos en su nombre, nos habla a través de la Palabra y se nos da en comunión, entrando a formar parte de nuestro ser.

Si nos fijamos, en el primero de los domingos, los discípulos reciben la paz y la confirmación de sumisión de evangelizar; y en el segundo, Tomás recibe el don de la fe, y a todos nosotros se nos asegura la felicidad porque tendremos que creer a pesar de no ver.
Son dos domingos aprovechados. ¿Como los aprovechamos nosotros?
Finalmente, podríamos decir támbién una palabra sobre Tomás. ¿Cuál fue su error? Tomás se habíamostrado en una ocasión muy valiente: vayamos también nosotros a morir con El. Pero luego, como todos, le abandonó. Ss sintió fracasado. Podía parecer que era Jesús quien había fracsado, pero en realidad el fracasado era Tomás. Por eso Jesús selo lleva a la comunidad, que es donde podrá descubrir signos de vida y de resurrección.
Hoy nosotros vivimos demasiado instalados en la sociedad de la sospecha y la desconfianza. Tenemos tendencia a ver en los demás malas intenciones y a sospechar de intereses ocultos detrás de cada acción positiva. Por eso, es necesario que encontremos lugares de encuentro con el Cristo vivo y resucitado, a trevés del encuentro de tantos hombres y mujeres de buena voluntad y mejores acciones.
Amigos y amigas, a seguir disfrutando de la Pasqua, y hasta la próxima semana.
Manel

sábado, 7 de abril de 2007

7 de abril 2007 Resucitó!

Queridos amigos y amigas, una vez más podemos intercambiarnos una gran noticia: Cristo ha resucitado!.
La resurrección de Jesús, objeto de nuestra fe, no es la adhesión a un mito, ni consistió en la reanimación de un cadáver, o en una reencarnación. La resurrección de Jesús es algo que está más allá de lo físico. Es una verdad de fe transmitda y vivida por los apóstoles. Ellos, que lo habían abandonado, vivieron una experiencia nueva y muy fuerte: la causa de Jesús, su proyecto de vida, su utopía, no quedaban muertos con su muerte, sino que Dios le había resucitado y le colocaba para siempre a su vera. La causa de Jesús quedaba definitivamente a la altura de Dios.
Por lo tanto, creer en la resurrección de Jesús es creer que su Palabra, su proyecto y su causa (el Reino) no han de quedar muertos, sino que continúan dando sentido a nuestra vida de creyentes, porque són la Palabra, el proyecto y la causa de Dios.
Si redujéramos la resurrección de Jesús a un símbolo de vida más allá de esta vida, o a la victoria de la vida sobre la muerte, vaciaríamos de sentido el gran misterio.

Queridos amigos y amigas, estos días nos felicitamos la Pascua (que es lo mismo que decir el paso del Señor), y esto quiere decir, en profundidad, que nos reafirmamos en nuestro deseo de la presencia y el paso de Dios por nuestra vida cotidiana, en este mundo concreto en que nos toca vivir.
El Señor está vivo y presente en el compromiso de los que luchan por la verdad; está vivo y presente en los que buscan la libertad; y está vivo y presente en todos los hombres y mujeres que trabajan por la solidaridad.
Vivir la Pascua es renovación, alegría y liberación.
¿Qué nos aportará de nuevo esta Pascua? ¿De qué alegría gozaremos y compartiremos con los demás? ¿De qué nos veremos liberados?.
Os deseo de todo corazón a vosotros, y a todos los vuestros, una gozosa y feliz Pascua 2007.
Manel

viernes, 30 de marzo de 2007

Domingo de Ramos

Queridos amigos y amigas, no sé si me leéis o no, porque no os dáis a conocer, ni hacéis comentarios, pero de momento seguiré con mis comentarios por si os pueden ser útiles.
En primer lugar, hoy tengo que invitaros a vivir una semana muy especial.
La llamamos santa, pero hemos de ser nosotros quienes la santifiquemos. No nos engañemos. En una sociedad tan secularizada como es la nuestra, estos días van a ser para muchos unas sencillas vacaciones de primavera. Pero apartemos las lamentaciones y seamos positivos. Estemos donde estemos, Dios nos ama, nos espera y nos convida a saborear el misterio de amor que supuso la entrega de su propio Hijo para la salvación de la humanidad. Por lo tanto, amigos y amigas, quedamos invitados a vivir unos días que den pleno sentido a nuestra vida. Y que la Pascua sea nuevamente un aire fresco en la primavera de nuestros espíritus.

Y vamos con las homilías del domingo.
En primer lugar, el evangelio que se lee en la bendición de las palmas marca el final del camino de Galilea a Jerusalén, según el esquema del evangelio de san Lucas. Jesús entra como Mesías en la ciudad santa. No es un Mesías guerrero. No va montado en un caballo, sino en un pollino, signo de humilad, tal como ya había profetizado Zacarías. Es rey, pero es un rey de paz, y su realeza provoca una alegría espontánea de la gente. Algunos fariseos, sin embargo, reaccionan negativamente. Es la profecía de la historia. será un rey combatido, aceptado con alegría por unos, rechazado por otros.

Pero la lectura que pesa en la liturgia de este domingo es, naturalmente, la lectura de la Pasión, que este año sigue el relato de Lucas.
Lucas, como ya dijimos, es el evangelista de la misericordia y su versión de la Pasión está llena de esta característica del Dios que nos presenta Jesús.
Veamos, por ejemplo, cuatro rasgos, propios de Lucas:
–Pedro, que niega a Jesús, inmediatamente es objeto de la misericòrdia de Dios: el Señor se giró y miró a Pedro, y Pedro se acordó de las palabras que el Señor le había dicho.
–También son objeto de miericordia las mujeres de Jerusalen que lloran en el camino
–La oración de Jesús desde la cruz, Padre perdónales, es asimismo exclusiva de Lucas, y vuelve a mostrar el estilo del Dios Padre acogedor
–Y finalmente, la oración del ladrón y la respuesta de Jesús, es una síntesis de la teología de san Lucas sobre la misericórdia.
Por otra parte, la muerte de Jesús es en Lucas de manera muy especial la muerte de un justo perseguido y plenamente confiado en Dios. Pilato proclama su inoencia y el centurión le califica de hombre inocente. Es la muerte de un inocente. Como tantas y tantas otras en la historia.
La Pasión de Lucas es eminentemente contemplativa, y así debemos leerla nosotros.

Amigos y amigas, si me animoaún habrá algunos comentarios más antes del próximo domingo.
Un saludo muy cordial, Mane

viernes, 23 de marzo de 2007

Quinto domingo de Cuaresma

Queridos amigos y amigas, llegamos ya al quinto y último domingo de este camino hacia la Pascua que es la Cuaresma. Y nos encontramos con el evangelio de la mujer adúltera.
Lo primero que nos sorprende en este domingo es que hemos dejado el evangelio de san Lucas que es el que leemos este año, para leer un texto del evangelio de san Juan. Sin embargo esto no es exactamente así.
El texto de la mujer adúltera, al parecer, era un texto que circulaba de manera aislada en las comunidades cristianas. Está claro que su contenido es mucho más propio del estilo de Lucas, que no del evangelio de Juan. Pero cuando Lucas escribe su evangelio, el pecado del adulterio era muy mal visto en el pensamiento cristiano sobre todo por parte de san Pablo. Y parecía que este relato de la mujer adúltera podría ser mal interpretado, como si Jesús no le diera demasiada importancia a ese pecado. Por eso, finalmente, el texto fue incluido en el evangelio de Juan para poner de relieve la actitud de perdonar y no de juzgar de Jesús, que es propia del Jesús de san Juan. Hoy, sin embargo, los biblistas coinciden en que el texto no es de san Juan.
Pero fijémonos atentamente en el relato, qe contiene muchas enseñanzas.
La trampa que le ponen a Jesús es similar a la del tributo al César. Le presentan una mujer adúltera. Según la ley judía, había de ser dilapidada hasta morir, pero la ley romana prohibía a los judíos aplicar la pena de muerte. ¿Qué diría Jesús? Si dice que no se la mate, será un mal judío; si dice que la maten, estarà en contra delos romanos. Y todavía una trampa más: si dice que la maten, ¿dónde queda su misericordia?, y si dice que no la maten, desobece la ley de Moisés.
Por eso Jesús, con su actitud, ofrece cuatro lecciones dignas de ser imitades:
–muestra que por encima de todo le interesa la mujer, le interesan las personas. Los otros solamente la utilizaban como excusa para condenar a Jesús
–Jesús rechaza el pecado, pero ama al pecador, a la pecadora
–Jesús no condena, sino que convida a no volver a pecar. Nunca cierra definitivamente las oportunidades
–Jesús pone en evidencia a los acusadores: cuando alguien quiere presentarse como juez de los demás, que mire bien si aplica la misma medida que se aplica el mismo.
Por otra parte, esta narración puede leerse también comunitàriamente:
los letrados y fariseos representan la dureza de las actitudes legales antievangelicas, mientras que la mujer es la imagen de un pueblo que no es inocente, pero que es habitualmente maltratado por los que le dominan. Vivimos en una sociedad llena de agresividades y venganzas, una sociedad poco predispouesta a perdonar y a pedir perdón. Por eso, para no caer en la tentaciòn de ser más severos con los demás que indulgentes con nosotros, la línea de la misericordia es la linia que siempre acierta. No al delito, acogida total a los delincuentes. Difícil, pero plenamente evangélico.
Amigos y amigas, hasta el próximo domingo.