sábado, 3 de noviembre de 2007

Domingo treinta y uno durante el año 4-XI-2007

Queridos amigos y amigas, gracias en mi primer lugar por algunas respuestas que voy recibiendo de personas a las que gustan estos comentarios y les son útiles. De eso se trata. Ya sabéis que podéis escribir desde aquí mismo, o a mi correo electrónico
manelsimo@telefonica. net.

Y vamos con el evangelio de hoy.
Pronto comenzará el Adviento y oiremos a Juan Bautista llamándonos a la conversión, como el mismo Jesús empezó también su vida pública con el eslógan de convertios, que el Reino de Dios está cerca.
La conversión , en la vida de un cristiano o cristiana, no es solaente un hecho esporádico o espectacular, sino que es, además, un proceso permanente y cotidiano.
Pues bien, el evangelio de hoy, exclusivo de Lucas, se inscribe en esta línea de la necesidad permanente de purificación y conversión.
En este viaje de Jesús hacia Jerusalen, que es el núcleo del relato de Lucas, nos encontramos con la conversión de Zaqueo, un jefe de cobradores de impuestos y rico...
Lucas, como ya hemos subrayado otras veces, es el evangelista de la misericordia de Dios y el texto de hoy es una muestra más.
Dios ha venido a buscar lo que parecía perdido, y lo hace respetando el ritmo de las personas. Dios ama aquello que ha creado y quiere compartir la miseria humana, fruto de la libertad. La conversión a una vida ética, como la caída en el mal, se realiza siempre desde la libertad.
Zaqueo era considerado delante de los suyos como un pecador, alejado, por lo tanto, de Dios. Pero el Dios de los judíos no era el Dios que mostraba Jesús, el Dios que sale al encuentro y pide ser acogido en casa. Se acerca a la persona para compartir mesa. Y con este gesto la seduce.
Por otra parte, Zaqueo responde perfectamente a la catequesis que le ha propuesto la
conversión. Ha entendido muy bien, y no se pregunta por lo que le falta para entrar en el Reino, sino por lo que le sobra: son los bienes materiales los que estan ahogando su espíritu. Y de esta manera recobra su dignidad y la felicidad de su vida. Jesús entonces afirma: hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre tambien es hijo de Abraham...

Amigos y amigas, hasta la próxima.