Queridos amigos, ahí va lo que he elaborado para este fin de semana largo. Espero que os agrade.
Segon diumenge d’ADVENT – CICLE B
La fidelitat i l’amor es trobaran,
s’abraçaran la bondat i la pau.
(Salm 84)
Preparar-se fent desert
La litúrgia ens presenta aquest diumenge la figura de Joan Baptista, el missatger anunciat per Isaïes, per preparar la vinguda del Senyor; i que és la veu que crida en el desert.
Preparar i desert es converteixen avui en les dues paraules més plenes de simbolisme per a nosaltres: una preparació per rebre el Crist a la nostra vida demana escoltar la seva fe en el desert. Fer desert és fer silenci, aïllar-se del soroll quotidià i escoltar Déu . És en la reflexió, en el silenci i en la pregària on Déu ens parla i il•lumina.
D’altra part, Joan Baptista és descrit a la manera d’Elies, ja que era creença comuna en el judaisme que era aquest profeta qui havia de precedir el Messies. La vestimenta i els aliments de Joan Baptista eren austers, i tenia una imatge exacta de si mateix: jo no sóc digne ni d’ajupir-me a deslligar-li la corretja del calçat (feina pròpia d’esclaus). Els camins per arribar a Déu se aplanen molt més en l’austeritat material i en la humilitat d’esperit.
No deixem passar aquesta nova oportunitat. És un moment (kairós) ple de gràcia.
LA IMMACULADA CONCEPCIÓ DE MARIA
La fiesta de María Inmaculada, celebrada profundamente en toda la Iglesia universal, aparece siempre en pleno tiempo de Adviento, y nos sitúa en primer plano la figura de la mujer que fue la primera en preparar la venida de Cristo a la humanidad.
María-Adviento se confió plenamente a Dios, sin reservas, dispuesta a hacer lo que le pidiese; y gozosa y alegre por la promesa que recibió, esperó el alumbramiento del Señor que se albergaba en su seno.
María-Adviento vivió en la pobreza y en la humildad hasta que se cumplió en ella lo que Dios le había dicho.
María es la Madre y Maestra de nuestro Adviento.
LA PUNTILLA
La escuela del hambre
Recibo una sugerencia:
– ¿por qué no escribe una ‘puntilla’ sobre la crisis?
Y enseguida me acuerdo de un breve cuento de la filosofía budista zen.
“En una región sobrevino un tiempo de mucha hambre, y un campesino, para alimentar a su familia, se acordó de la recompensa que ofrecía un famoso maestro de esgrima a quien le venciera. Se dirigió hasta él y le desafió.
En el momento del enfrentamiento, se encontraron frente a frente un sagaz especialista desconcertado (<¿quién será este adversario>? y un hombre acuciado por la necesidad. Y éste avanzó tan resuelto y decidido contra su rival, que el maestro, movido por el miedo, retrocedió y se dio por vencido. Bajó su sable y preguntó al campesino:
– ¿Me puede decir en qué escuela se ha formado usted? Porque mi escuela es la más reputada en el mundo de la esgrima.
–Yo simplemente me he formado –respondió el campesino- en la escuela del hambre...
Y es que las cosas no se ven ni resuelven igual desde la abundancia que desde la escasez.Tampoco las crisis.
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