sábado, 20 de enero de 2007

DOMINGO TERCERO DURANTE EL AÑO

Queridos amigos y amigas, os ofrezco una vez más unas ideas para el comentario del evangelio del domingo, tercero durante el año, ciclo C

Este año, leeremos, los domingos, el evangelio según Lucas. Y este evangelista, a diferencia de los otros, tiene un particular interés en situar a Jesús, en el inicio de su misión, definiendo el que será su programa.
Esta es, en concreto, la escena de la segunda parte del evangelio de hoy. Jesús se aplica las palabras del profeta Isaías: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque El me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor. Ésta será su misión: hoy se cumple esto que acabáis de oír.
Hay que decir que este texto ha estado, a lo largo de la vida de la Iglesia, uno de los grandes textos desconocidos, y que todavía hoy no se le da la relevancia que tendría que tener en la práctica cristiana. Y sin embargo, si ésta fue la misión de Jesús, es obvio que la misma, y no otra, ha de ser la misión de sus seguidores y seguidoras.
Fue el Concilio Vaticano II, y sobre todo la llamada teología de la liberación, de Latinoamérica, quienes han dado a estas palabras del evangelio de hoy el relieve que empiezan a tener. La misión de Jesús fue anunciar la Buena Noticia de la liberación, y nuestra misión cristiana, la única creíble, será vivir y luchar por la causa de Jesús.
La opción de Jesús por los pobres no es beneficencia ni asistencialismo. Evangelizar es liberar, es trabajar para que la realidad de la vida humana sea concorde con el proyecto de Dios. Y el proyecto de Dios es que nadie sea esclavo, sino libre. ¿Quiénes son hoy, entre nosotros, los desvalidos, los presos, los ciegos y los oprimidos? ¿Quiénes son, hoy, los desfavorecidos que necesitan ser liberados? ¿Podemos decir honradamente que son nuestros preferidos?
Jesús, cuando acabó de leer el texto de Isaías, hizo la homilía más breve y más profunda que podía hacerse: hoy se cumplen estas palabras. Ojalá nosotros, después de leer los textos evangélicos, pudiéramos decir también simplemente: esto es lo que intentamos vivir nosotros.

Gracias.