sábado, 21 de julio de 2007

Domingo XVI - 22 de julio 2007

Queridos amigos, el evangelio de hoy siempre me ha resultado entrañable y muy necesario- Porque estamos, de entrada, ante el falso dilema de dos complementarios: acción (Marta), contemplación (María). Son actitudes y conductas plenamente complementarias: la acción desde la contemplación; y la contemplación desde la acción. Llevar la acción de la contemplación, y la contemplación a la acción.
Pero vayamos por partes.
Un tema previo que también debemos reflexionar es nuestro sentido de la hospitalidad. Yo creo que las dos hermanas eran personas generosas y acogedoras, pero con criterios diferentes. Para Marta, acoger era obsequiar materialmente. Y no seré yo quien diga que esto le amargue a nadie. Pero no es suficiente. María, sin embargo, pensaba que acoger era escuchar, sintonizar interiormente, estar al lado de la persona, aunque fuera en silencio. ¿No son complementarios los dos aspectos? Cuando a veces hemos llegado a una casa y lo que necesitábamos prioritariamente era que alguien nos escuchara o pudiera compartir nuestras dudas, y se han limitado a procurarnos una buena comida, ¿hemos quedado satisfechos?
Hoy, en el mundo de la abundancia y el consumismo, son más las personas que necesitan una hospitalidad del espíritu que una hospitalidad del cuerpo...
Cuando Jesús alaba la actitud de Maria, no denigra la de Marta, pero sí le da a entender que aunque su generosidad es muy buena, hay en la vida un orden de valores, en el que la acogida espiritual está por encima de la esplendidez material.
Aprendamos las dos lecciones, y seamos a la vez Martas y María, en la hospitalidad y en la acción.
Amigos y amigas, hasta la próxima semana