domingo, 30 de diciembre de 2007

Domingo de la Sagrada Família - 30-12-07

Queridos amigos y amigas, con un poco de retraso, pero ahí va mi último comentario de este año 2007.
Nos encontramos hoy con la fiesta de la familia de Natzaret. Resulta bastante lógico que si con ocasión de las fiestas navideñas el tema familia ha ocupado un lugar importante (comidas, reuniones en casa de uno y en casa de otro, etc) hoy la liturgia nos convide a pensar un poco más sobre esta realidad llamada familia (o comunidad; o proyecto de vida juntos). Una realidad que, como bien sabemos, ha sufrido múltiples cambios y variaciones, y de la cual, más allá de todo, cada uno habla de ella según le va, o le haya ido. No es ningún secreto que hay personas que están muy orgullosas de su familia, tanto de la que les trajo a este mundo, como, en su caso, de la que ellos han formado, o están formando. Os dirán que para ellos ha sido el ámbito privilegiado donde han podido establecer relaciones humanas gratificantes y muy propicias para el desarrollo personal, social y religioso. Os diran que para ellos, la familia, la comunidad, ha sido la gran escuela de amistad, de amor, de gratuidad, de trabajo a fondo perdido, de satisfacciones íntimas y profundas. No solamente la família, por supuesto; pero para muchos sobre todo la família...
Ahora bien, si ahondáis en por qué tantas personas os dirán esto, veréis que es porque en este proyecto de personas que viven juntas ha prevalecido y prevalece el amor. Y en este sentido, la segunda lectura de hoy es muy importante. Es un auténtico decálogo de virtudes de convivencia: entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, saberse perdonar, aguantarse unos a otros, y como vínculo de todo, dando sentido a todo, el amor.
Amigos y amigas, vivir en familia, vivir en comunidad es un proyecto de vida, y como todos los proyectos, necesita unas bases y unos instrumentos de trabajo y de elaboración. Seguid luchando y esforzándoos.

Y dejadme desearos también un espléndido comienzo de año 2008. A la vez, os recuerdo que tengáis muy presente la Jornada mundial de la paz. Este año: Família humana, comunidad de paz. A nivel de reflexión teórica sobre el tema, os recomiendo la que ha hecho el Papa Benedicto para esta Jornada.
Termino. Hoy el salmo nos repite aquella oración que tanto gustaba a Francisco de Asís, y con la que quiero despedirme de vosotros:
Que Dios os bendiga, que Dios os acompañe, que Dios os haga ver las cosas a la luz de su mirada, y que Dios os dé la paz.
Una abrazo
Manel Simó.

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