sábado, 13 de octubre de 2007

Domingo 28 durante el año - 14 de octubre 2007

Queridos amigos y amigas, ¿cómo va el frío? Esperemos que no traspase vuestro vestido y se meta en vuestro interior.... que el signo bíblico de Dios es el fuego y no la nieve...
Vamos con el evangelio de esta semana. Podríamos titularlo con una frase: El agradecimiento es la memoria del corazón.
Diez leprosos recurren a Jesús, pensando que les puede aportar un remedio para su enfermedad. Y Jesús, poniendo a prueba su fe, los remite a los sacerdotes del templo, como si ya estuviesen curados. La obediencia a la palabra de Jesús logra el milagro. Pero el único que vuelve a Jesús para darle gracias es un extranjero, un samaritano. Su fe le ha salvado.
Hasta aquí la síntesis del relato.
Pero vayamos por partes.
Como es bien sabido, entre los samaritanos y los judíos existía una antigua enemistad y una fuerte rivalidad, que venían de lejos. Por una parte, lo samaritanos habían mezclado su sangre con la población asiria, dando lugar a una raza mixta; y, por otra, los judíos acusaban a los samaritanos de haber profanado el templo de Jerusalén y de haber construido su propio templo en el monte Garizin. Por lo tanto, la palabra samaritano, en boca de un judío, era, en tiempos de Jesús, una injuria. De hecho, al mismo Jesús, según refiere el evangelio de san Juan pretendieron insultarlo diciendo: (Juan 8, 48)
La denominada lepra, por su parte, era, en tiempos de Jesús, sinónimo de una enfermedad contagiosa, y por eso los leprosos tenían que vivir fuera de las poblaciones, y su curación había de ser certificada por los sacerdotes, para poder volver a la vida pública.
Jesús, diciéndoles que fuesen a los sacerdotes da a entender que en el camino encontrarían la curación, si confiaban en El, como así fue. Pero solamente un samaritano vuelve a dar gracias. Es el único que piensa de verdad que la fe y la confianza en Jesús le han llevado a la salvación. Los otros nueve, que eran judíos, muestran con su conducta que se han olvidado de Jesús e incluso, humanamente, demuestran que son unos mal educados. Paradójicamente, quien era tildado de heterodoxo y era marginado y menospreciado, es el único que actúa debidamente.
El agradecimiento nace siempre de la conciencia profunda de todo aquello que nosotros hemos recibido gratuitamente. Qúe hemos recibido, cómo lo hemos recibido, y por qué lo hemos recibido nosotros y muchos otros no. El agradecimiento tanto hacia los demás, como hacia Dios, es siempre un ejercicio permanente de memoria. De memoria del corazón.
Amigos y amigas, seamos agradecidos, que de bien nacidos es ser agradecidos.
Hasta la próxima semana.
Manel.

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