Queridos amigos y amigas, un año más comenzamos la Cuaresma, es decir, este tiempo litúrgico de 40 días hasta llegar a la Pascua. Un tiempo de gracia y de cambios interiores y personales, un tiempo de mirar hacia adentro. Tiempo de dejarnos seducir por Dios en el desierto, tiempo de buscar la verdadera felicidad y de volver a las fidelidades prometidas. Momento propicio para confrontar nuestros caminos y proyectos con los caminos y los proyectos de Dios sobre nosotros y sobre el mundo. Momento propicio para parar los ruidos y silenciar los gritos, para escuchar la voz de Dios, que es la voz que solamente se escucha en el silencio.
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
Ya es tradición que el evangelio del primer domingo de Cuaresma nos presente el texto de las llamadas tentaciones de Jesús, cada año en la versión del evangelista que toca. Este año, segun san Lucas.
Este texto, más breve en Marcos, y más largo en Mateo y Lucas, presenta en estos dos últimos algunas diferencias, pero lo que les es común es que se trata de una pàgina de catequesis, con una intención muy definida: en primer lugar, establecer un paralelismo entre las tentaciones que sufrió el pueblo de Israel en su paso por el desierto, y que le hicieron ser infiel, y las tentaciones que padece Jesús, también en el desierto, y de las cuales, con citas del libro del Deuteronomio (que era la misma ley que regía para el pueblo de Israel) sale vencedor. Por otra parte, la catequesis muestra otra intención muy clara: las mismas tentaciones que supera Jesús son las que tendrá que superar el nuevo Israel, el nuevo pueblo de Dios, o sea, nosotros, tanto personal como comunitariamente (la Iglesia).
¿Y cuales son estas tentaciones?
Básicamente es una sola - cómo utilizar el poder- con tres perspectivas:
1) utilizar el poder en beneficio propio personal e individualista
2)utilizar el poder político y econòmico para la propia satisfacción
3) utilizar el poder para conseguir fama y reconocimiento de los demás.
¿Y no son también estas tentaciones las que afectan la voda personal y comunitaria de las personas? ¿No es el poder mal utilizado el que estropea las relaciones humanas, la vida política y la vida de la misma Iglesia? ¿No son los poderes individualistas e insolidarios la causa de tantas corrupciones y deslealtades?
Jesus se muestra como un gran pedagogo porque apunta al punto decivio que orienta y define la identidad de las personas: cómo utilizan su poder.
Amigos y amigas, un abrazo muy cordial, y buen trabajo en Cuaresma. Manel
viernes, 23 de febrero de 2007
sábado, 17 de febrero de 2007
Queridos amigos, de nuevo con vosotros para haceros llegar mi décimo comentario sobre los evangelios de cada domingo. Hoy, DOMINGO VII DURANTE EL AÑO
No somos solamente los cristianos y cristianas quienes hablamos hoy de la pérdida de valores morales en nuestra sociedad, sino que también encontramos muchos alejados de la Iglesia, no creyentes, agnósticos o ateos, que se quejan con frecuencia de la pérdida de valores éticos en las relaciones humanas y en la convivencia ciudadana.
Asistimos hoy sin duda, por lo tanto, a una crisis del sentido ético de la vida, y por eso el evangelio de hoy resulta particularmente interesante.
El texto pertenece a la versión de san Lucas del sermón de las bienaventuranzas, que en él es el sermón del llano, y presenta cuatro principios éticos útiles para todos y de manera muy particular, imprescindibles para los seguidores de Jesús. Principios, por otra parte, que no se han de entender nunca como sinónimos de actitudes de pasividad, conformismo o resignación ante el mal.
1) amar a los enemigos, hacer el bien a los que no nos aman, bendecir a los que nos maldicen, rezar por los que nos ofenden
O sea: que en lugar de limitarnos a condenar, abramos espacios y posibilidades para que los enemigos encuentren caminos de conversión y reconciliación
2) si alguien te pega en una mejilla, ponle la otra, si se coge el manto, no le niegues el vestido. Da a todo el que te pida...
O sea: renunciar a la violencia como única herramienta para resolver los conflictos. Por que ¡cuántas veces perdiendo, se gana; y ganando, se pierde...!
3) haz a los demás lo que quieres que ellos hagan contigo
O sea: la regla de oro de la convivencia humana, pero así, en positivo, llevando la iniciativa, no limitándose al ojo por ojo, desbordando siempre por la via de la misericordia: sed misericordiosos como lo es vuestro Padre del cielo
4) no juzguéis y Dios no us juzgará,no condenéis y Dios no os condenará, absolved y Dios os absolverá, dad y Dios os dará
O sea: al mal no se le vence con el mal, sino con la abundancia del bien. El amor de Dios que nosotros debemos imitar es un amor gratuito, generoso y sin medida. La medida del amor es amar sin medida (san Bernardo)
El evangelio de hoy, pues, es de un valor universal, porque es una buena terapia contra uno de los males más grandes de nuestro tiempo: el odio, la venganza y la violencia. El odio es un veneno peligroso, una inmadurez destructiva. La violencia sólo genera violència. La paz sólo puede brotar del amor.
Queridos amigos, buena semana, y hasta la próxima, que será ya Cuaresma. Manel.
No somos solamente los cristianos y cristianas quienes hablamos hoy de la pérdida de valores morales en nuestra sociedad, sino que también encontramos muchos alejados de la Iglesia, no creyentes, agnósticos o ateos, que se quejan con frecuencia de la pérdida de valores éticos en las relaciones humanas y en la convivencia ciudadana.
Asistimos hoy sin duda, por lo tanto, a una crisis del sentido ético de la vida, y por eso el evangelio de hoy resulta particularmente interesante.
El texto pertenece a la versión de san Lucas del sermón de las bienaventuranzas, que en él es el sermón del llano, y presenta cuatro principios éticos útiles para todos y de manera muy particular, imprescindibles para los seguidores de Jesús. Principios, por otra parte, que no se han de entender nunca como sinónimos de actitudes de pasividad, conformismo o resignación ante el mal.
1) amar a los enemigos, hacer el bien a los que no nos aman, bendecir a los que nos maldicen, rezar por los que nos ofenden
O sea: que en lugar de limitarnos a condenar, abramos espacios y posibilidades para que los enemigos encuentren caminos de conversión y reconciliación
2) si alguien te pega en una mejilla, ponle la otra, si se coge el manto, no le niegues el vestido. Da a todo el que te pida...
O sea: renunciar a la violencia como única herramienta para resolver los conflictos. Por que ¡cuántas veces perdiendo, se gana; y ganando, se pierde...!
3) haz a los demás lo que quieres que ellos hagan contigo
O sea: la regla de oro de la convivencia humana, pero así, en positivo, llevando la iniciativa, no limitándose al ojo por ojo, desbordando siempre por la via de la misericordia: sed misericordiosos como lo es vuestro Padre del cielo
4) no juzguéis y Dios no us juzgará,no condenéis y Dios no os condenará, absolved y Dios os absolverá, dad y Dios os dará
O sea: al mal no se le vence con el mal, sino con la abundancia del bien. El amor de Dios que nosotros debemos imitar es un amor gratuito, generoso y sin medida. La medida del amor es amar sin medida (san Bernardo)
El evangelio de hoy, pues, es de un valor universal, porque es una buena terapia contra uno de los males más grandes de nuestro tiempo: el odio, la venganza y la violencia. El odio es un veneno peligroso, una inmadurez destructiva. La violencia sólo genera violència. La paz sólo puede brotar del amor.
Queridos amigos, buena semana, y hasta la próxima, que será ya Cuaresma. Manel.
viernes, 9 de febrero de 2007
DOMINGO VI DURANTE EL AÑO
Queridos amigos y amigas, recordemos las palabras del Magnificat: las obras de su brazo son potentes, dispersa a los hombres de corazón altivo, derrriba a los poderosos de su trono y ensalza a los humildes. Llena de bienes a los pobres y a los ricos los despide vacíos, porque creo que son la mejor síntesis del texto que hoy nos propone la liturgia. Muestran la gran novedad y la gran paradoja del evangelio: hay ganadores que son perdedores, y hay perdedores que son ganadores...
Lucas dirige su evangelio a una comunidad donde hay grandes diferencias entre pobres y ricos, diferencias que generan, naturalmente, una situación de grave injusticia social. Por eso, su redacción de las bienaventuranzas difiere tanto de la redacción de Mateo. Este hablaba de actitudes espirituales, interiores, de las personas (escoger ser pobre, luchar por la paz...) que las sitúan en el camino del Reino; mientras que Lucas habla de una realidad donde hay personas que son pobres materialmente, y pasan hambre y grandes sufrimientos y marginaciones, mientras que a la vez hay personas que son ricas, prepotentes y opresoras. Y entonces, en contra de lo que suele pensarse _ que los pobres son infelices y lor ricos, felices- Lucas expone que según el pensamiento de Jesús las cosas no siempre son necesariamente así.
Jesús no mitifica a los pobres como tales, como no condena tampoco radicalmente a los ricos como tales. Lo que deja bien claro es que en estas situaciones de injusticia, Dios muestra su predilección por los oprimidos, quiere que luchen para hacer posible su proyecto, que es que todos seamos iguales, y les dice que su situación, interiorizada y vivida con fortaleza, los coloca en el buen camino del Reino, ya que ponen mucho más su confianza y su esperanza en Dios, que no los ricos, que piensan que no le necesitan porque ya lo tienen todo.
La verdadera felicidad interior pasa por actitudes de amor, de justicia, solidaridad, fraternidad y paz, y estos valores se encuentran mucho más al alcance de los pobres y sencillos, que no de los ricos y poderosos, porque estos cifran con frecuencia su felicidad en actitudes de poder, posesión de bienes materiales, placeres y abusos de las personas, actitudes que habitualmente generan caminos de violencia, luchas, ansiedades y frustraciones.
MANOS UNIDAS
Este domingo coincide con la Campaña de Manos Unidas contra el hambre, que este año lleva el lema de ¿Sabes leer?. Ellos, no. Podemos cambiarlo. ¿No es una autentica barbaridad que en pleno siglo XXI, 125 millones de niños en el mundo no esten escolarizados?. Otro mundo es posible, podemos cambiar las cosas, pero todos tenemos que aportar algo. Denunciar y compartir.
Amigos y amigas, hasta la semana próxima.
Manel
Lucas dirige su evangelio a una comunidad donde hay grandes diferencias entre pobres y ricos, diferencias que generan, naturalmente, una situación de grave injusticia social. Por eso, su redacción de las bienaventuranzas difiere tanto de la redacción de Mateo. Este hablaba de actitudes espirituales, interiores, de las personas (escoger ser pobre, luchar por la paz...) que las sitúan en el camino del Reino; mientras que Lucas habla de una realidad donde hay personas que son pobres materialmente, y pasan hambre y grandes sufrimientos y marginaciones, mientras que a la vez hay personas que son ricas, prepotentes y opresoras. Y entonces, en contra de lo que suele pensarse _ que los pobres son infelices y lor ricos, felices- Lucas expone que según el pensamiento de Jesús las cosas no siempre son necesariamente así.
Jesús no mitifica a los pobres como tales, como no condena tampoco radicalmente a los ricos como tales. Lo que deja bien claro es que en estas situaciones de injusticia, Dios muestra su predilección por los oprimidos, quiere que luchen para hacer posible su proyecto, que es que todos seamos iguales, y les dice que su situación, interiorizada y vivida con fortaleza, los coloca en el buen camino del Reino, ya que ponen mucho más su confianza y su esperanza en Dios, que no los ricos, que piensan que no le necesitan porque ya lo tienen todo.
La verdadera felicidad interior pasa por actitudes de amor, de justicia, solidaridad, fraternidad y paz, y estos valores se encuentran mucho más al alcance de los pobres y sencillos, que no de los ricos y poderosos, porque estos cifran con frecuencia su felicidad en actitudes de poder, posesión de bienes materiales, placeres y abusos de las personas, actitudes que habitualmente generan caminos de violencia, luchas, ansiedades y frustraciones.
MANOS UNIDAS
Este domingo coincide con la Campaña de Manos Unidas contra el hambre, que este año lleva el lema de ¿Sabes leer?. Ellos, no. Podemos cambiarlo. ¿No es una autentica barbaridad que en pleno siglo XXI, 125 millones de niños en el mundo no esten escolarizados?. Otro mundo es posible, podemos cambiar las cosas, pero todos tenemos que aportar algo. Denunciar y compartir.
Amigos y amigas, hasta la semana próxima.
Manel
jueves, 8 de febrero de 2007
viernes, 2 de febrero de 2007
Queridos todos y todas, qué rápido pasan las semanas! Vuelve ya el domingo y vuelve ya la oportunidad de ponernos en comunicación. Por mi parte, para ofreceros algunas ideas para el comentario del evangelio. Por parte vuestra, sigue el silencio. ¿Nadie se anima? Estaría bien que nos enriqueciesemos mutuamente...
Bueno, ahí va mi entrega sobre el V DOMINGO DURANTE EL AÑO
El relato del evangelio de hoy mezcla en una misma escena dos situaciones que los otros evangelistas explican separadamente: la vocación de los primeros apóstoles, y la pesca milagrosa. Para el evangelio de Juan, sin embargo, la pesca milagrosa es un hecho que sucede después de la Resurrección, lo cual hace sospechar que Lucas en su relato está haciendo también una lectura post-pascual de la vocación de los apóstoles, y sobre todo de la vocación y del papel de Pedro.
El lago de Genesaret (palabra que significa lago del jardín de la riqueza) es conocido también como mar de Tiberíades (por la ciudad portuaria que lleva este nombre) y mar de Galilea. De hecho, por sus característiques (extensión, vientos y riqueza de pesca) los judíos le llamaban mar. El lago tiene 20 kilómetros de largo por trece de ancho, y en tiempos de Jesús había a su alrededor un total de nueve poblaciones importantes.
Por otra parte, si nos fijamos bien en el texto que comentamos, observamos que la clave de todo el relato es la PALABRA.
Empieza diciendo que la gente se aglomerava para escuchar la Palabra. La Palabra, por lo tanto, convoca a la multitud. Después dice que Pedro tira las redes porque El se lo dice. La Palabra es la fuerza y la esperanz a para que ocurra algo extraordinario. Y finalmente, Jesús envía a Pedro a ser misionero de su Palabra. La Palabra es vocación y misión.
Clarifiquemos, además, dos pequeños detalles del relato:
1) Jesús pide a Pedro la barca y desde allí enseña a la gente. La barca de Pedro es la Iglesia, expresión que refuerza lo que decíamos antes: la lectura postpascual que se stá haciendo de su vocackión y de su misión. La Palabra es servida por la Iglesia presidida por Pedro.
2) La expresión pescadores de hombres hay que entenderla en el lenguaje bíblico. La pes ca, en el Antiguo Testamento, indica, en general, una acción en favor o en contra de Israel. Jeremías, por ejemplo, dice (16,16) jo enviaré muchos pescadores que los pescaran, se refiere a que Dios enviará ayuda para que Israel pueda volver del exilio. Por lo tanto, la figura del pescador es la figura del que lucha a favor de una causa. Los apostoles seran pescadores de hombres porque seran los instrumentos para que la humanidad entera conocza al Dios verdadero.
Y la pregunta final: ¿qué nos dice a nosotros el evangelio que hoy nos propone la liturgia? Creo que tres coses:
1) Que la Palabra es la gran herramienta que tenemos para crecer en la fe y ayudar a crecer a los demás
2) Que la Palabra hemos de lanzarla en nombre de El, porque es El quien le da fecundidad y eficacia.
3) Y que nosottros tenemos hoy la misión de conocer y dar a conocer la Palabra. Somos evangelizadores.
Un saludo muy cordial.
Manel Simó
Bueno, ahí va mi entrega sobre el V DOMINGO DURANTE EL AÑO
El relato del evangelio de hoy mezcla en una misma escena dos situaciones que los otros evangelistas explican separadamente: la vocación de los primeros apóstoles, y la pesca milagrosa. Para el evangelio de Juan, sin embargo, la pesca milagrosa es un hecho que sucede después de la Resurrección, lo cual hace sospechar que Lucas en su relato está haciendo también una lectura post-pascual de la vocación de los apóstoles, y sobre todo de la vocación y del papel de Pedro.
El lago de Genesaret (palabra que significa lago del jardín de la riqueza) es conocido también como mar de Tiberíades (por la ciudad portuaria que lleva este nombre) y mar de Galilea. De hecho, por sus característiques (extensión, vientos y riqueza de pesca) los judíos le llamaban mar. El lago tiene 20 kilómetros de largo por trece de ancho, y en tiempos de Jesús había a su alrededor un total de nueve poblaciones importantes.
Por otra parte, si nos fijamos bien en el texto que comentamos, observamos que la clave de todo el relato es la PALABRA.
Empieza diciendo que la gente se aglomerava para escuchar la Palabra. La Palabra, por lo tanto, convoca a la multitud. Después dice que Pedro tira las redes porque El se lo dice. La Palabra es la fuerza y la esperanz a para que ocurra algo extraordinario. Y finalmente, Jesús envía a Pedro a ser misionero de su Palabra. La Palabra es vocación y misión.
Clarifiquemos, además, dos pequeños detalles del relato:
1) Jesús pide a Pedro la barca y desde allí enseña a la gente. La barca de Pedro es la Iglesia, expresión que refuerza lo que decíamos antes: la lectura postpascual que se stá haciendo de su vocackión y de su misión. La Palabra es servida por la Iglesia presidida por Pedro.
2) La expresión pescadores de hombres hay que entenderla en el lenguaje bíblico. La pes ca, en el Antiguo Testamento, indica, en general, una acción en favor o en contra de Israel. Jeremías, por ejemplo, dice (16,16) jo enviaré muchos pescadores que los pescaran, se refiere a que Dios enviará ayuda para que Israel pueda volver del exilio. Por lo tanto, la figura del pescador es la figura del que lucha a favor de una causa. Los apostoles seran pescadores de hombres porque seran los instrumentos para que la humanidad entera conocza al Dios verdadero.
Y la pregunta final: ¿qué nos dice a nosotros el evangelio que hoy nos propone la liturgia? Creo que tres coses:
1) Que la Palabra es la gran herramienta que tenemos para crecer en la fe y ayudar a crecer a los demás
2) Que la Palabra hemos de lanzarla en nombre de El, porque es El quien le da fecundidad y eficacia.
3) Y que nosottros tenemos hoy la misión de conocer y dar a conocer la Palabra. Somos evangelizadores.
Un saludo muy cordial.
Manel Simó
jueves, 25 de enero de 2007
Domingo IV - 28 de enero 2007
Queridos amigos y amigas, nuevamente presente en mi cita semanal para ofreceros unas ideas de comentario y reflexión sobre las lecturas de este IV domingo de durante el año. Veo que no os animáis a enviar ni siquiera un comentario para decir: te leemos. Ya sabéis que los escritores escribimos para ser leídos... A ver si esta semana hay más suerte. Y también para la discrepancia, si es necesario...
Por su contenido y por su gran valor espiritual, no cabe duda que la lectura que más llama la atención en la liturgia de hoy, y que muchos recordaréis por haberla leído el día de vuestra boda, es el Himno a la Caridad, de sant Pablo, proclamado en la segunda lectura.
Por su manera de relativizar y subordinar todas las cosas al amor (al amor cristiano, agapé; y no al eros helenístico), y por las quince cualidades atribuidas al amor auténtico (siete en positivo y ocho en negativo), así como por la convicción de que el amor constituye la gran opción vital que nos identificará delante de Dios y que nos perpetuará eternamente, podemos decir que nos encontramos ante una de las páginas más brillantes que se han escrito nunca sobre el amor. Una página que haremos muy bien en repasar y reflexionar a menudo.
Pero vayamos ya al evangelio. El text de hoy continua el del domingo pasado. Y de su lectura atenta y pausada se desprende una observación que, por desgracia, se encuentra muy enraizada y presente en muchas personas de nuestro tiempo que muestran tener una personalidad tan poco firme y definida como aquellas que escuchaban a Jesús aquel sábado en la sinagoga de Nazaret.
Fijaos: –cuando Jesús se aplica a sí mismo las palabras de Isaías, la reacción es extrañar-se de que salgan de sus labios aquellas palabras. ¿Qué ha pasado? Que no les interesa lo que ha dicho, sino quién lo ha dicho. Y esta es la muestra más patente de no querer escuchar, de actuar con prejuicios y de enfatizar quién es el emisor de los mensajes, en perjuicio del mensaje mismo. ¿Y no es esto lo que pasa hoy a menudo en nuestra vida cotidiana?
Todavía hay un hecho más grave: –aquellos oyentes de Jesús, cuando se ven retratados en su incredulidad y en su pretensión de ser los beneficiarios exclusivos, por si acaso, de la liberación propuesta por Jesús, y se percatan de que eso no será así, quieren tirarlo por el precipicio. Actitud y tentación que ha perdurado a lo largo de la historia: si no podemos matar el mensaje, matemos al mensajero...
Hoy se habla mucho de incredulidad, y también de los mensajes erróneos lanzado por el cristianismo, pero no es oro todo lo que reluce. Hay mucha trampa, y muchos intentos de autojustificar malas conciencias. Y es que, en defnitiva, la opción de Jesús, que ha de ser la opción de sus seguidores y seguidoras, de ser portvoz de buenas noticias a los desvalidos, ni es facil, ni es cómoda, ni es demsiado gratificante en un mundo injusto que sólo puede sobrevivir mientras los pobres sean cada vez más numerosos y más pobres...
Gracias por leerme y que tengáis una buena semana
Por su contenido y por su gran valor espiritual, no cabe duda que la lectura que más llama la atención en la liturgia de hoy, y que muchos recordaréis por haberla leído el día de vuestra boda, es el Himno a la Caridad, de sant Pablo, proclamado en la segunda lectura.
Por su manera de relativizar y subordinar todas las cosas al amor (al amor cristiano, agapé; y no al eros helenístico), y por las quince cualidades atribuidas al amor auténtico (siete en positivo y ocho en negativo), así como por la convicción de que el amor constituye la gran opción vital que nos identificará delante de Dios y que nos perpetuará eternamente, podemos decir que nos encontramos ante una de las páginas más brillantes que se han escrito nunca sobre el amor. Una página que haremos muy bien en repasar y reflexionar a menudo.
Pero vayamos ya al evangelio. El text de hoy continua el del domingo pasado. Y de su lectura atenta y pausada se desprende una observación que, por desgracia, se encuentra muy enraizada y presente en muchas personas de nuestro tiempo que muestran tener una personalidad tan poco firme y definida como aquellas que escuchaban a Jesús aquel sábado en la sinagoga de Nazaret.
Fijaos: –cuando Jesús se aplica a sí mismo las palabras de Isaías, la reacción es extrañar-se de que salgan de sus labios aquellas palabras. ¿Qué ha pasado? Que no les interesa lo que ha dicho, sino quién lo ha dicho. Y esta es la muestra más patente de no querer escuchar, de actuar con prejuicios y de enfatizar quién es el emisor de los mensajes, en perjuicio del mensaje mismo. ¿Y no es esto lo que pasa hoy a menudo en nuestra vida cotidiana?
Todavía hay un hecho más grave: –aquellos oyentes de Jesús, cuando se ven retratados en su incredulidad y en su pretensión de ser los beneficiarios exclusivos, por si acaso, de la liberación propuesta por Jesús, y se percatan de que eso no será así, quieren tirarlo por el precipicio. Actitud y tentación que ha perdurado a lo largo de la historia: si no podemos matar el mensaje, matemos al mensajero...
Hoy se habla mucho de incredulidad, y también de los mensajes erróneos lanzado por el cristianismo, pero no es oro todo lo que reluce. Hay mucha trampa, y muchos intentos de autojustificar malas conciencias. Y es que, en defnitiva, la opción de Jesús, que ha de ser la opción de sus seguidores y seguidoras, de ser portvoz de buenas noticias a los desvalidos, ni es facil, ni es cómoda, ni es demsiado gratificante en un mundo injusto que sólo puede sobrevivir mientras los pobres sean cada vez más numerosos y más pobres...
Gracias por leerme y que tengáis una buena semana
sábado, 20 de enero de 2007
DOMINGO TERCERO DURANTE EL AÑO
Queridos amigos y amigas, os ofrezco una vez más unas ideas para el comentario del evangelio del domingo, tercero durante el año, ciclo C
Este año, leeremos, los domingos, el evangelio según Lucas. Y este evangelista, a diferencia de los otros, tiene un particular interés en situar a Jesús, en el inicio de su misión, definiendo el que será su programa.
Esta es, en concreto, la escena de la segunda parte del evangelio de hoy. Jesús se aplica las palabras del profeta Isaías: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque El me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor. Ésta será su misión: hoy se cumple esto que acabáis de oír.
Hay que decir que este texto ha estado, a lo largo de la vida de la Iglesia, uno de los grandes textos desconocidos, y que todavía hoy no se le da la relevancia que tendría que tener en la práctica cristiana. Y sin embargo, si ésta fue la misión de Jesús, es obvio que la misma, y no otra, ha de ser la misión de sus seguidores y seguidoras.
Fue el Concilio Vaticano II, y sobre todo la llamada teología de la liberación, de Latinoamérica, quienes han dado a estas palabras del evangelio de hoy el relieve que empiezan a tener. La misión de Jesús fue anunciar la Buena Noticia de la liberación, y nuestra misión cristiana, la única creíble, será vivir y luchar por la causa de Jesús.
La opción de Jesús por los pobres no es beneficencia ni asistencialismo. Evangelizar es liberar, es trabajar para que la realidad de la vida humana sea concorde con el proyecto de Dios. Y el proyecto de Dios es que nadie sea esclavo, sino libre. ¿Quiénes son hoy, entre nosotros, los desvalidos, los presos, los ciegos y los oprimidos? ¿Quiénes son, hoy, los desfavorecidos que necesitan ser liberados? ¿Podemos decir honradamente que son nuestros preferidos?
Jesús, cuando acabó de leer el texto de Isaías, hizo la homilía más breve y más profunda que podía hacerse: hoy se cumplen estas palabras. Ojalá nosotros, después de leer los textos evangélicos, pudiéramos decir también simplemente: esto es lo que intentamos vivir nosotros.
Gracias.
Queridos amigos y amigas, os ofrezco una vez más unas ideas para el comentario del evangelio del domingo, tercero durante el año, ciclo C
Este año, leeremos, los domingos, el evangelio según Lucas. Y este evangelista, a diferencia de los otros, tiene un particular interés en situar a Jesús, en el inicio de su misión, definiendo el que será su programa.
Esta es, en concreto, la escena de la segunda parte del evangelio de hoy. Jesús se aplica las palabras del profeta Isaías: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque El me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos, para anunciar el año de gracia del Señor. Ésta será su misión: hoy se cumple esto que acabáis de oír.
Hay que decir que este texto ha estado, a lo largo de la vida de la Iglesia, uno de los grandes textos desconocidos, y que todavía hoy no se le da la relevancia que tendría que tener en la práctica cristiana. Y sin embargo, si ésta fue la misión de Jesús, es obvio que la misma, y no otra, ha de ser la misión de sus seguidores y seguidoras.
Fue el Concilio Vaticano II, y sobre todo la llamada teología de la liberación, de Latinoamérica, quienes han dado a estas palabras del evangelio de hoy el relieve que empiezan a tener. La misión de Jesús fue anunciar la Buena Noticia de la liberación, y nuestra misión cristiana, la única creíble, será vivir y luchar por la causa de Jesús.
La opción de Jesús por los pobres no es beneficencia ni asistencialismo. Evangelizar es liberar, es trabajar para que la realidad de la vida humana sea concorde con el proyecto de Dios. Y el proyecto de Dios es que nadie sea esclavo, sino libre. ¿Quiénes son hoy, entre nosotros, los desvalidos, los presos, los ciegos y los oprimidos? ¿Quiénes son, hoy, los desfavorecidos que necesitan ser liberados? ¿Podemos decir honradamente que son nuestros preferidos?
Jesús, cuando acabó de leer el texto de Isaías, hizo la homilía más breve y más profunda que podía hacerse: hoy se cumplen estas palabras. Ojalá nosotros, después de leer los textos evangélicos, pudiéramos decir también simplemente: esto es lo que intentamos vivir nosotros.
Gracias.
jueves, 11 de enero de 2007
DOMINGO SEGUNDO durante el año
Acabado ya el ciclo de Navidad y Epifanía, entramos ahora, durante siete domingos, hasta el 25 de febrero, que empezaremos el primer domingo de Cuaresma, en lo que denominamos tiempo ordinario, que reanudaremos después de Pascua.
Este año leeremos el evangelio de san Lucas, muy interesante, y sobre el que daremos algunas pistas el próximo domingo.
Pero hoy, por excepción, se lee el evangelio de Juan, ya que la catequesis de las bodas de Caná es el único evangelista que la recoge. De hecho, la liturgia la lee hoy porque considera que la intervención de Jesús se puede considerar una epifanía más: manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en El, se dice al final
Sea como fuere, la narración que nos ofrece el evangelio de hoy podemos considerarla sobre todo como una página de catequesis muy sugestiva. No se trata ni de la institución del sacramento del matrimonio, ni directamente del poder intercesor de María, ni de un milagrito más... Hay que leerla a la luz del lenguaje bíblico y de la situación del pueblo.
Se habla de un banquete de bodas, y en el lenguaje bíblico las bodas siempre evocan el desposorio de Dios con su pueblo, o sea la religiosidad.
El agua, se dice, se hallaba en las tinajas para la purificación. La religiosidad judía había quedado reducida a lo puro y lo impuro, lo permitido y lo prohibido.
El vino, sin embargo, evoca siempre la fiesta, la alegría.
Por eso, la conversión del agua en vino indica que la religiosidad ha de basarse en el encuentro gozoso con Dios, presente en la historia humana, y en la comunión con los demás. La alianza, la boda, de Dios con su pueblo se había reducido a una boda sin vino, sin alegría. Había caído en la rutina del ritualismo. Por eso, a la vez, la presencia de Maria, mujer judía, simboliza el nuevo Israel que se desposa con Dios. María sólo aparece dos veces en el evangelio de Juan: aquí y al pie de la cruz, y en ambas Jesús le llama mujer, no madre, porque quiere recalcar su intervención en la historia de la salvación. María es el resto de Israel que empuja a Jesús a manifestarse ya.
Y la diversa calidad de los vinos, reservando el bueno para el final, muestra que, en efecto, en la gran fiesta del banquete mesiánico, la plenitud sólo vendrá al final. Cuando Jesús le dice a su madre que aún no ha llegado su hora, se refiere a que la glorificación del Hijo del Hombre será también al final de su vida. Jesús, con su gesto, manifiesta su gloria; pero su hora, la hora de la glorificación plena, no será hasta el final de la historia.
Todos nosotros estamos invitados a la boda, a la alianza de Dios con la humanidad, y todos podemos saborear el vino de la alegría de la fe: felices porque hemos creído. Pero para hacer activa nuestra fe habrá que hacer lo que El nos diga.
Acabado ya el ciclo de Navidad y Epifanía, entramos ahora, durante siete domingos, hasta el 25 de febrero, que empezaremos el primer domingo de Cuaresma, en lo que denominamos tiempo ordinario, que reanudaremos después de Pascua.
Este año leeremos el evangelio de san Lucas, muy interesante, y sobre el que daremos algunas pistas el próximo domingo.
Pero hoy, por excepción, se lee el evangelio de Juan, ya que la catequesis de las bodas de Caná es el único evangelista que la recoge. De hecho, la liturgia la lee hoy porque considera que la intervención de Jesús se puede considerar una epifanía más: manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en El, se dice al final
Sea como fuere, la narración que nos ofrece el evangelio de hoy podemos considerarla sobre todo como una página de catequesis muy sugestiva. No se trata ni de la institución del sacramento del matrimonio, ni directamente del poder intercesor de María, ni de un milagrito más... Hay que leerla a la luz del lenguaje bíblico y de la situación del pueblo.
Se habla de un banquete de bodas, y en el lenguaje bíblico las bodas siempre evocan el desposorio de Dios con su pueblo, o sea la religiosidad.
El agua, se dice, se hallaba en las tinajas para la purificación. La religiosidad judía había quedado reducida a lo puro y lo impuro, lo permitido y lo prohibido.
El vino, sin embargo, evoca siempre la fiesta, la alegría.
Por eso, la conversión del agua en vino indica que la religiosidad ha de basarse en el encuentro gozoso con Dios, presente en la historia humana, y en la comunión con los demás. La alianza, la boda, de Dios con su pueblo se había reducido a una boda sin vino, sin alegría. Había caído en la rutina del ritualismo. Por eso, a la vez, la presencia de Maria, mujer judía, simboliza el nuevo Israel que se desposa con Dios. María sólo aparece dos veces en el evangelio de Juan: aquí y al pie de la cruz, y en ambas Jesús le llama mujer, no madre, porque quiere recalcar su intervención en la historia de la salvación. María es el resto de Israel que empuja a Jesús a manifestarse ya.
Y la diversa calidad de los vinos, reservando el bueno para el final, muestra que, en efecto, en la gran fiesta del banquete mesiánico, la plenitud sólo vendrá al final. Cuando Jesús le dice a su madre que aún no ha llegado su hora, se refiere a que la glorificación del Hijo del Hombre será también al final de su vida. Jesús, con su gesto, manifiesta su gloria; pero su hora, la hora de la glorificación plena, no será hasta el final de la historia.
Todos nosotros estamos invitados a la boda, a la alianza de Dios con la humanidad, y todos podemos saborear el vino de la alegría de la fe: felices porque hemos creído. Pero para hacer activa nuestra fe habrá que hacer lo que El nos diga.
viernes, 5 de enero de 2007
Domingo, 7 de enero 2006: el bautismo del Señor
La liturgia da hoy un salto en el tiempo y nos sitúa en el que fue el primer acto público de Jesús: su bautismo por parte de Joan Bautista.
Durante este bautismo se produce una teofania o manifestación de Dios que proclama que Jesús es su Hijo, su estimado, en el cual se complace. El bautismo de Jesús es, por lo tanto, la confirmación de que es El quien viene a salvarnos.
Y aunque no es muy coherente que celebremos hoy el bautismo de Jesús cuando hasta el próximo 2 de febrero no celebraremos su Presentación en el Templo, a los cuarenta días de haber nacido, hay que indicar que la liturgia no sigue siempre la sucesiva cronología de los hechos, y que, además, hay que considerar el origen de las fiestas.
Esta fiesta del bautismo de Jesús, en concreto, es de origen reciente. Fue instituida el año 1960, y fue colocada inicialmente el día 13 de enero que era la octava de la fiesta de Epifania. A sus promotores les pareció que la manifestación (epifania) de Jesús al mundo obtenía su plenitud en el testimonio que el Padre da de Él en el momento de su bautismo; a la vez que era también una buena ocasión para que todos los cristianos y cristianas reflexionásemos sobre nuestra condición de bautizados y bautizadas.
En la última reforma del calendario, sin embargo, la fiesta fue trasladada de manera permanente al domingo inmediato a la fiesta del 6 de enero, a la que vez que la octava de Epifania desaparecía.
Hoy es, pues, una buena ocasión para pensar que nuestra biografía cristiana empezó en el día de nuestro bautismo. Es un día de para agradecer el don de la fe, para dar gracias a quienes fueron para nosotros sus instrumentos; día para analizar cómo vamos escribiendo nuestra biografía de creyentes; y día para volver a ser bautizados en el Espíritu. Es el gran día de nuestra identidad cristiana.
La liturgia da hoy un salto en el tiempo y nos sitúa en el que fue el primer acto público de Jesús: su bautismo por parte de Joan Bautista.
Durante este bautismo se produce una teofania o manifestación de Dios que proclama que Jesús es su Hijo, su estimado, en el cual se complace. El bautismo de Jesús es, por lo tanto, la confirmación de que es El quien viene a salvarnos.
Y aunque no es muy coherente que celebremos hoy el bautismo de Jesús cuando hasta el próximo 2 de febrero no celebraremos su Presentación en el Templo, a los cuarenta días de haber nacido, hay que indicar que la liturgia no sigue siempre la sucesiva cronología de los hechos, y que, además, hay que considerar el origen de las fiestas.
Esta fiesta del bautismo de Jesús, en concreto, es de origen reciente. Fue instituida el año 1960, y fue colocada inicialmente el día 13 de enero que era la octava de la fiesta de Epifania. A sus promotores les pareció que la manifestación (epifania) de Jesús al mundo obtenía su plenitud en el testimonio que el Padre da de Él en el momento de su bautismo; a la vez que era también una buena ocasión para que todos los cristianos y cristianas reflexionásemos sobre nuestra condición de bautizados y bautizadas.
En la última reforma del calendario, sin embargo, la fiesta fue trasladada de manera permanente al domingo inmediato a la fiesta del 6 de enero, a la que vez que la octava de Epifania desaparecía.
Hoy es, pues, una buena ocasión para pensar que nuestra biografía cristiana empezó en el día de nuestro bautismo. Es un día de para agradecer el don de la fe, para dar gracias a quienes fueron para nosotros sus instrumentos; día para analizar cómo vamos escribiendo nuestra biografía de creyentes; y día para volver a ser bautizados en el Espíritu. Es el gran día de nuestra identidad cristiana.
1 de enero 2007 – Fiesta de la Epifanía
Las seis etapas
de un viaje
Mucho más allá de su carácter simbólico y de su vertiente popular, la fiesta de los Magos nos ofrece una espléndida catequesis sobre nuestro propio proceso de creyentes en camino. Fijándonos en su viaje de Oriente a Belén encontramos hasta seis etapas que merecen una especial consideración:
1) ven una estrella y se sorprenden. Lo cual muestra que se trata de espíritus abiertos a la renovación y a la posibilidad de creer y esperar que siempre puede suceder algo nuevo. Leen los signos de los tiempos
2) reflexionan, dialogan y escuchan su voz interior. Aciertan a descubrir que aquella estrella era distinta, que era especialmente luminosa y lo suficientemente atractiva como para dejarlo todo e ir a comprobarlo
3) salen de su ámbito propio y se lanzan a la aventura de la fe. Saben que no pueden quedarse indiferentes a la llamada interior y que no se pueden dejar pasar reiteradamente las oportunidades
4) afrontan las alegrías y las dificultades del camino, los gozos y las tristezas, los desconciertos y las esperanzas, los miedos y las dudas... Han experimentado y vuelven a experimentar que no hay meta valiosa que no comporte un camino lleno de contradicciones y de pruebas
5) encuentran lo que buscaban, y lo encuentran en la debilidad compartida, No buscaban poder, sino a un Dios salvador; no venían a quedarse con un botín, sino a acariciar a un Niño; y caen de rodillas para mostrar su profundo agradecimiento
6) cambian de rumbo y vuelven a su casa por otros caminos. Porque quien ha visto o ha oído, ya no puede seguir siendo ciego o sordo a las exigencias de su conciencia, sobre todo cuando ésta le dice que anda equivocado. Rectificar a tiempo es sinónimo de salvación y de felicidad.
¿Cuántas veces nos ha sucedido lo que les pasó a aquellos personajes en su viaje? ¿Cómo reaccionamos nosotros?
A Belén se llega siempre por el camino de la fe. Belén es la casa del pan compartido.
Las seis etapas
de un viaje
Mucho más allá de su carácter simbólico y de su vertiente popular, la fiesta de los Magos nos ofrece una espléndida catequesis sobre nuestro propio proceso de creyentes en camino. Fijándonos en su viaje de Oriente a Belén encontramos hasta seis etapas que merecen una especial consideración:
1) ven una estrella y se sorprenden. Lo cual muestra que se trata de espíritus abiertos a la renovación y a la posibilidad de creer y esperar que siempre puede suceder algo nuevo. Leen los signos de los tiempos
2) reflexionan, dialogan y escuchan su voz interior. Aciertan a descubrir que aquella estrella era distinta, que era especialmente luminosa y lo suficientemente atractiva como para dejarlo todo e ir a comprobarlo
3) salen de su ámbito propio y se lanzan a la aventura de la fe. Saben que no pueden quedarse indiferentes a la llamada interior y que no se pueden dejar pasar reiteradamente las oportunidades
4) afrontan las alegrías y las dificultades del camino, los gozos y las tristezas, los desconciertos y las esperanzas, los miedos y las dudas... Han experimentado y vuelven a experimentar que no hay meta valiosa que no comporte un camino lleno de contradicciones y de pruebas
5) encuentran lo que buscaban, y lo encuentran en la debilidad compartida, No buscaban poder, sino a un Dios salvador; no venían a quedarse con un botín, sino a acariciar a un Niño; y caen de rodillas para mostrar su profundo agradecimiento
6) cambian de rumbo y vuelven a su casa por otros caminos. Porque quien ha visto o ha oído, ya no puede seguir siendo ciego o sordo a las exigencias de su conciencia, sobre todo cuando ésta le dice que anda equivocado. Rectificar a tiempo es sinónimo de salvación y de felicidad.
¿Cuántas veces nos ha sucedido lo que les pasó a aquellos personajes en su viaje? ¿Cómo reaccionamos nosotros?
A Belén se llega siempre por el camino de la fe. Belén es la casa del pan compartido.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)