Queridos amigos y amigas, el último comentario recibido en este blog (ya me gusta que de vez en cuando alguien diga algo) miraba ya a la fiesta de hoy porque decía: los republicanos, ¿cómo podemos traducir lo del Reino y lo de Cristo Rey? No sé dónde leí que lo podemos entender como otro mundo es posible, ¿qué tal? De cualquier manera, no creo que haya muchos cristianos que al hablar del Reino de Dios lo confundan con los reinos de este mundo ¿no?
Bueno, la verdad es que el mismo comunicante se planteaba la duda y apuntaba la solución, porque, como es obvio, los conceptos de Reino y de Rey aplicados a Cristo son puramente bíblicos y no tienen nada que ver con los reinos y los reyes de este mundo.
Otra cosa es que algunos han querido confundir las cosas (y aún ho hay algunos que pretenden confundirlas). De hecho, esta fiesta fue establecida el año 1925 cuando el Vaticano propugnaba la religión católica como la religión oficial del estado y pedía, por tanto, una situación de privilegio para la Iglesia. Pero esto seha acabado y el evangelio no va por este camino.
Las esperanzas mesiánicas del pueblo judío en tiempo de Jesús pasaban por la aparición de un nuevo rey al estilo de David, o un militar fuerte que derrotase el imperio romano. Esperaban, por lo tanto, un Mesís triunfante y poderoso. Y sin embargo, el evangelio muestra que Cristo reina no desde un trono, sino desde la cruz, desde la cruz de los rebeldes. Su rebelión consistió en no sustituir un dominio por otro, sino en hacer crecer alas personas para que cada una asumiera responsablemente su libertad. Jesús no se proclamó rey, sino que se puso al servicio de un reino llamado Reino de Dios, que hoy podríamos denominar Proyecto o Utopía de Dios. Un Reino que es de este mundo, pero que se ha de construir en este mundo, y que, como dice el Prefacio de la Misa de hoy, es un reino de vida y de verdad, de justicia y de paz, de amoar y de gracia..
Cristo, pues, es el mensajero de un Reino, de un Proyecto, de una Utopía, que no tiene nada que ver com los poderes políticos y temporales. El no es Rey para que los suyos obtengan privilegios, sino para que sean libres interior y esteriormente. Es un Rey que libera, no un Rey que domina. Lo vemos muy claramente en el evangelio de hoy: Jesús desde la cruz, libera uno de los dos malhechores que estan a su lado: hoy estarás conmigo en el paraíso. Cristo es Rey: su cetro es una cruz, su corona, unas espinas y sus súbditos más queridos, los más débiles, los más pobres.
Por otra parte, cuantas veces hemos tenido la tentación de reproducir en la Iglesia el esquema de los reyes y reinados de este mundo, y no el esquema del Proyecto de Dios. Porque en el Reino de Dios, las relaciones de poder no han de ser autoritarias, sino fraternales, y lo que cuenta no es el dominio y el poder sino el servicio: Quien quiera ser el primero, que sea vuestro servidor.
Amigas y amigos, acabamos un año litúrgico y nos disponemos a empezar de nuevo. El próximo domingo empezaremos a preparar y vivir el gran misterio de la Encarnacíón. Dios os ayude.
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